Las playas de Barcelona se llenan poco a poco de turistas y autóctonos atraídos por el sol y el calor. Pero no están solos, pues en la arena también hay vendedores ambulantes, masajistas ilegales y ladrones, como se puede comprobar estos días de Semana Santa. Si bien es cierto que el porcentaje de hurtos y robos es inferior al del verano, los comerciantes del paseo Marítimo y calles turísticas como las Ramblas ya han empezado a recibir quejas de turistas.

"Cuando hace bueno y hay gente, hay robos a diario, sea invierno o verano", aseguraron este martes dos jubilados habituales del paseo Marítimo y que alertaban de que las playas más peligrosas son las de Sant Sebastià, Sant Miquel y la Barceloneta. "En dos semanas hemos visto tres robos", aseguró un camarero de un bar.

Afortunadamente, en una de las ocasiones sorprendieron in fraganti a un ladrón cuando intentaba sustraer el bolso a una clienta escondido tras la valla que separa la terraza de la playa.Un método que también se utiliza para robar a los turistas en la Rambla. En otra ocasión, un vendedor ambulante sorprendió a un hombre que acababa de robar un bolso y pudo recuperarlo y devolvérselo a su dueña al momento.

Ignorando la ordenanza

Los vendedores del top manta también han vuelto a las playas barcelonesas para ofrecer bebida, comida, marroquinería y copias pirata de música y cine a los bañistas. Se trata de una práctica castigada por la ordenanza cívica con sanciones de hasta los 500 euros. La normativa prevé multas de la misma cuantía para aquellos que ofrecen masajes a los bañistas en plena playa, una actividad no regulada por el Ajuntament, así como tatuajes de henna, trenzas en el pelo y otros servicios.