El chico sacó una botella de agua e intentó reanimarlo. Se acercó al montón de marranos malheridos, tras el vuelco de un camión el pasado lunes en la entrada de Molina. Descubrió que uno de ellos estaba vivo. Alguien lo había dado por muerto. El cochinillo aún respiraba. Le pasó la mano por la cabeza. ¡Venga, que tú puedes! Si es capaz de hacer eso por un cerdo, qué no haría por mí.La foto del chico del cerdito es más impactante que la lechuguita con que Pamela Anderson se tapó el chirri en Japón para promocionar la comida verde o la de los ecologistas plastificados en bandejas, al estilo supermercado. Mientras algunos pensaban en la matanza, el chico del cerdito creyó que su deber era salvar a los marranos, que algún día nos mirarán desde la parrilla con cara de morcilla o lomo a la plancha. Hay muchas formas de salvar a un cerdo. El fotógrafo de 20 minutos Fran Manzanera sabe cómo hacerlo. Es una pena que no haya sido incluido en el catálogo de los mejores reporteros gráficos de Murcia. Eso tienen las antologías a pijo sacao. Siempre se dejan algo fuera.