Fiscalía pide 24 años para tres acusados de tráfico de drogas a los que delataron las escuchas telefónicas

Están supuestamente implicados en el transporte de un kilo de cocaína desde Vilagarcía de Arousa a Vigo
Juicio tráfico de drogas delatados escuchas
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Europa Press
Juicio tráfico de drogas delatados escuchas

La Fiscalía ha pedido 8 años de prisión para cada uno de los tres acusados por tráfico de drogas —Ricardo C.P., José Carlos L.R., y Pablo C.M.— que se sientan desde este lunes en el banquillo de la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo.

El ministerio público sostiene que estos tres acusados organizaron el transporte de un kilo de cocaína desde Vilagarcía de Arousa a Vigo, en una operación que fue frustrada por la Policía -que llevaba semanas haciendo el seguimiento de Ricardo C.P., y realizando escuchas de sus llamadas telefónicas—. Además de las penas de prisión, la fiscal ha pedido que sean multados con 100.000 euros.

Así, la acusación ha relatado que Ricardo y José Carlos se desplazaron a Vilagarcía para recoger una mochila con cocaína y que, una vez allí, entregaron la mercancía a Pablo, que se encargaría de transportarla hasta la playa viguesa de Samil, a cambio de 570 euros.

Sin embargo, la droga nunca llegó a su destino porque la Policía interceptó el coche de Pablo en la avenida de Beiramar, donde le detuvo y se incautó de la cocaína. En los días posteriores, se detuvo a los otros dos implicados, a quienes Pablo C.M. reconoció como las personas que le habían entregado la droga y le habían encargado su transporte. DEFENSAS

Los abogados defensores de los tres chicos han negado su vinculación con los hechos, y todos ellos han pedido que sus patrocinados sean absueltos. Incluso, el letrado de Ricardo C.P. llegó a pedir la nulidad del proceso, por considerar que las escuchas telefónicas vulneraron el derecho fundamental del secreto de las comunicaciones de su defendido -una petición que fue rechazada por el tribunal—.

En su declaración, Pablo C.M. admitió que recogió una mochila en un parque de Vilagarcía y que, aunque no conocía su contenido, sospechaba que "no era nada bueno". No obstante, aceptó el encargo porque, según su versión, era adicto a la cocaína y al hachís y, en ese momento, necesitaba dinero "para consumir" —precisamente su abogada pide que se tenga en cuenta el atenuante de drogadicción, además de los de arrepentimiento y de dilaciones indebidas—.

José Carlos L.R. negó en todo momento estar relacionado con el tráfico de drogas y precisó que había acompañado a Ricardo a Vilagarcía para hacer gestiones para la compra de una embarcación de recreo.

Asimismo, admitió que Ricardo "no paraba de mandar y recibir mensajes en el móvil" y que, cuando regresaron a Vigo, y tras ver pasar por la autopista a un coche de la policía, se puso "muy nervioso" y empezó a desmontar varios teléfonos móviles que llevaba encima para tirar las piezas por la ventanilla del coche.

Este acusado, que fue el último en ser detenido, explicó que uno de sus familiares le había advertido de que Ricardo C.P., tras ser detenido y puesto en libertad, "iba borracho por los bares" alardeando de que le habían arrestado por tráfico de drogas pero que la responsabilidad recaería sobre José Carlos y sobre otro joven.

Escuchas telefónicas

En la sesión de este lunes de este juicio también prestaron declaración varios agentes policiales, que explicaron que habían solicitado al juzgado pinchar el teléfono de Ricardo porque tenían sospechas de que se dedicaba al tráfico de drogas a mediana escala. Esta petición coincidió en el tiempo con un incremento de cocaína en las calles de Vigo procedente de Arousa.

Los agentes relataron, asimismo, que ya habían sorprendido a Ricardo C.P. en un operativo anterior, cuando hacían vigilancia a otro sospechoso. Así, este acusado fue visto en compañía de otra persona, a la que posteriormente se le intervinieron 36.000 euros, con los que presumiblemente iba a comprarle un kilo de cocaína, pero el intercambio no llegó a producirse porque ambos se percataron de que estaban siendo vigilados.

Así, a raíz de las escuchas telefónicas, la Policía sospechó que se estaba organizando una entrega de cocaína y su transporte a Vigo. En ese sentido, los testigos policiales afirmaron que, en esas conversaciones, Ricardo hablaba de precios y de "que necesitaba la mercancía para ese día por la noche", por lo que "estaba claro el intercambio". A partir de ahí, se estableció un dispositivo de seguimiento, que concluyó con la interceptación del coche que conducía Pablo C.M., y los posteriores arrestos.

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