Las pistas de uso libre destinadas a este deporte han desaparecido de la faz de la capital. Los únicos planes del Ayuntamiento pasan por instalar zonas en las playas. «Este deporte no se demanda. Mantener los palos de voley supone muchas complicaciones», insiste el concejal de Deportes, Elías Bendodo.

Así las cosas y desde 2002, unos 30 aficionados practican este deporte las tardes del fin de semana en el Guadalmedina. A falta de iniciativa pública, montan sus palos y su red al norte del puente de los Alemanes. No infringen la ley, sólo ocupan temporalmente el cauce, explica la Junta.

Y mientras las casi 20 hectáreas del río siguen sirviendo de váter para perros y cuadrilátero de boxeo para políticos, una parte de los que habitan Málaga han encontrado utilidad a lo que algunos definen como «brecha de la ciudad». ¿En qué tejado está la pelota?