Empezó a estudiar caligrafía de forma autodidacta y es presidente de la Associació Premis Catalunya de Cal·ligrafia, que este año celebra su décimo aniversario. Se entregarán el 7 de junio y en esta ocasión las bases han limitado la convocatoria a calígrafos catalanes. «Así fomentamos un poco más la caligrafía local, porque si no siempre ganan artistas extranjeros», señala.
La barbería es el centro neurálgico de la actividad caligráfica de Argilés. En una mesa, a unos metros de los sillones de barbero, trabaja en sus obras entre afeitado y corte de pelo, y un subterráneo hace de taller y de centro de exposiciones y celebración de los premios. Algunas piezas son auténticas obras de arte. «Aunque la caligrafía no se cotiza como para hacerte rico, sí hay especialistas que viven de ello», dice.
Argilés sufraga la práctica totalidad de los premios, dotados el primero con 600 €, y 300 € el segundo. Compra algunas de las obras y corre con la mayor parte del resto de gastos. Con el fondo acumulado organiza de forma altruista exposiciones por Catalunya, que acompaña de talleres.
Dentro de unos días viaja a Japón para participar en una exposición en Toyohashi. «Participan tres autores japoneses, y yo expongo dos de mis obras y llevo varias de otros autores españoles», explica. Argilés trabaja en un nuevo proyecto que denomina Dues Cultures. «Se trata de reunir calígrafos occidentales y orientales y contribuir así al diálogo entre las culturas».
Próxima entrega
Sara Sautés. Diseñadora de joyas.
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