Aunque es más común en adultos mayores, los ictus pueden ocurrir a cualquier edad, incluso en niños y jóvenes. Actualmente, uno de cada 10 nuevos casos se produce en menores de 65 años.
PexelsMuchas personas afectadas mantienen intactas o levemente afectadas sus capacidades cognitivas. estudios recientes ponen de manifiesto que el tratamiento transdisciplinar en fase crónica mejora la calidad de vida y las funciones físicas y cognitivas.
PexelsMuchas personas se recuperan totalmente e, incluso, experimentan mejoras significativas con el tratamiento adecuado y la rehabilitación necesaria. Cada año, las tasas de supervivencia a un ictus son mayores, pues hay más concienciación y prevención.
PexelsAunque los dolores de cabeza pueden ser un síntoma, no todos los ictus los presentan. De hecho, se tiende a asociar una fuerte presión en la cabeza al ictus, cuando los síntomas pueden ser muy variados en cada persona. También influye el tipo de accidente cerebrovascular que se desencadene.
PexelsAdoptar un estilo de vida saludable, controlar factores de riesgo como la presión arterial y el colesterol, y recibir atención médica regular pueden reducir significativamente el riesgo de sufrir un ictus.
PexelsAunque la rehabilitación tras un ictus debe comenzar lo antes posible para aprovechar los mecanismos de neuroplasticidad del cerebro, no implica que, finalizados los primeros seis meses de recuperación ya no vayan a darse más mejorías. Cada ictus daña el cerebro de forma distinta y cada persona es diferente.
PexelsLos ictus no son contagiosos, y aunque hay un componente genético en algunos casos, la mayoría de ictus no son hereditarios. En el caso de los accidentes cerebrovasculares son muchos los factores individuales, por lo que la carga genética no es determinante para tener uno.
PexelsEn las últimas décadas se ha detectado un importante incremento de la incidencia de ictus en pacientes jóvenes hasta un 25% en los últimos 10 años. El tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, consumo de drogas, la hipertensión arterial, tener niveles de colesterol elevados en sangre, la diabetes, la obesidad, la vida sedentaria, las dietas ricas en sal y en grasas son algunos de los factores desencadenantes.
FREEPIKEl tiempo es esencial en el tratamiento del ictus. Buscar ayuda médica inmediata puede marcar la diferencia en la recuperación. Es en este punto donde la concienciación y divulgación juegan un papel clave, pudiendo salvar la vida de otra persona al detectar lo que está ocurriendo y, así, pedir ayuda de manera inmediata.
PexelsAlgunos factores de riesgo, como la hipertensión, el tabaquismo y la diabetes, pueden controlarse con cambios en el estilo de vida y medicamentos. Por ello, los expertos aseguran que la mejor manera de evitar un ictus es mediante la prevención activa. Tanto es así que, adoptando hábitos saludables y controlar los factores de riesgo, se puede reducir significativamente la probabilidad de sufrir un ictus.
PexelsDependiendo de la gravedad y la rapidez del tratamiento, los ictus pueden dejar secuelas físicas, cognitivas o emocionales. No obstante, los avances en rehabilitación y cuidados hacen que cada vez las secuelas sean menos perjudiciales para la calidad de vida del paciente que ha sufrido un ictus.
PexelsLa rehabilitación, que incluye terapia física, ocupacional y del habla, puede ayudar a mejorar la función y la calidad de vida después de un ictus. Actualmente, las avanzadas técnicas aplicadas en el ámbito de la rehabilitación logran que un gran numero de pacientes de ictus logren recuperar un alto grado de autonomía y funcionalidad. Algo que repercute de manera directa en el autoestima y bienestar de la persona.
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