El motivo son las continuas juergas en las que el príncipe participa, y que suelen acabar con éste borracho. A pocos días de viajar a Irak, destino que él mismo eligió y donde se pondrá al frente de un equipo de doce soldados y un carro de combate, ha vuelto a ser fotografiado bebido en medio de una fiesta, cosa que empieza a no ser una novedad.
«Harry no se está comportando como corresponde a un miembro de la familia real, y no digamos ya como oficial del Ejército», declaró Dai Davies, antiguo jefe de seguridad de Harry. Al parecer, «es muy difícil garantizar su seguridad si se emborracha en las discotecas, donde puede haber gente armada».
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