'Sólo Dios perdona', Ryan Gosling y el thriller contundente

  • El actor ya trabajó a las órdenes de Winding Refn en la icónica 'Drive'.
  • Un thriller moderno y sangriento que ha dividido opiniones en Sitges.
  • También ha podido verse la extraña  'A Field in England'.

Al director danés Nicolas Winding Refn no le conocía casi nadie. Hasta que hace un par de años realizó la brillante Drive, ganó el premio a la mejor dirección en Cannes y fue el director revelación, la sensación del momento. Se había ganado su lugar para situarlo en el mapa cinéfilo, así que se esperaba como agua de mayo su nuevo trabajo, este Only God Forgives (Sólo Dios perdona), de nuevo protagonizada por Ryan Gosling y que también ha podido verse en Sitges.

En Bangkok, Julian (Gosling) es el propietario de un club de lucha, pero en realidad se gana el sueldo con el tráfico de drogas. Se ha refugiado allí para escapar de la justicia norteamericana. Es un hombre con graves problemas afectivos y de comunicación. Un solitario. Y su hermano, otro problema, que se dejará matar después de haber violado y asesinado brutalmente a una joven prostituta tailandesa.

Lo peor llegará cuando su madre —una estupenda Kristin Scott-Thomas— llegue para reclamar venganza. Una auténtica arpía que destila veneno por su boca e inmutable ante la atrocidad que cometió su hijo mayor: "Si lo hizo, sus motivos tendría", llega a decir. Porque a partir de ese momento se desatará una espiral de asesinatos y represalias en la que su enemigo es un oficial de policía (Vithaya Pansringarm), una especie de ángel vengador que imparte la justicia, de manera sangrienta, a su manera y que más bien se cree un Dios. Implacable, aunque su capacidad para perdonar o no todavía no ha quedado demostrada.

Una película, por supuesto, mucho más minoritaria y arriesgada que Drive, también unos cuantos peldaños por detrás de ésta. Only God Forgives —que fue abucheada por un sector de la prensa especializada en su presentación mundial en Cannes—, al menos consigue reafirmar a Winding Refn como en nuevo tótem cinematográfico del thriller más visceral, contundente y estilizado.

Se va tomando su tiempo en narrar la historia, se regodea en las poses del lacónico Ryan Gosling, incluso en su tramo final con su personaje con la cara partida. Filma pasillos y habitaciones de modo misterioso, como si de Lynch o el Kubrick de El resplandor se tratara, dirigiendo su mirada hacia un mundo a la vez fascinante y decadente, donde el peligro acecha en cualquier rincón.

Un Bangkok de colores extremos habitado por personajes autodestructivos —el cineasta argentino Gaspar Noé ha sido uno de los referentes, y Winding Refn así lo reconoce en los títulos de crédito finales—. Y un relato sin atisbo alguno para empatizar con sus personajes, desterrando todo destello de posible romanticismo o buenrollismo y con una notoria música compuesta por el cada vez a tener más en cuenta Cliff Martínez.

Sólo Dios perdona tiene estreno previsto en las salas españolas el 1 de noviembre

Alucinógena experiencia en blanco y negro

Había cierta curiosidad por ver A Field in England, lo nuevo del director británico Ben Wheatley que con Kill List y sobre todo Turistas (Sightseers), que ganó los premios a la mejor actriz y guión en la pasada edición, se ha ido afianzando con un reducido grupo de seguidores. Rodado con un bajo presupuesto, en blanco y negro, con sólo 6 actores —uno de ellos con breve presencia al inicio— y sin apenas decorados artificailes en plena campiña inglesa.

Ambientada en plena Guerra Civil inglesa, a mediados del siglo XVII, la excusa es la búsqueda de un presunto tesoro escondido en un campo por parte de un grupo de soldados y un alquimista. En realidad una psicodélica propuesta minimalista y tan alucinógena como las setas que en un momento determinado consumen sus pordioseros protagonistas. La trama no conduce a ningún lugar, pero queda al final la sensación, rara, rara, de haber asistido a una curiosa experiencia bajo los efectos de un encantamiento.

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