Nos vamos al Moulin Rouge, el templo del placer más bohemio

En pleno barrio rojo de París se encuentra uno de los lugares con más proyección de la ciudad y casi tan conocidos como La Torre Eiffel o el museo del Louvre. El Moulin Rouge sube los colores a las ciudad de amor. En Pigalle, la ciudad del sexo

Hace tan solo unos días me dejé caer por París. Una de las ciudades más hermosas del mundo. Desde la colina de Montmartre hasta Trocadero. Majestuosidad y elegancia que contrastan con otro de los centros neurálgicos de la urbe, el barrio de Pigalle. Digamos que el Boulevard de Clichy es como el castizo Montera madrileño pero con un aliciente, su encanto turístico se lo debe a uno de los lugares en donde el erotismo se une a la  arquitectura y en el que las miradas y objetivos de las cámaras se centran en un edificio, el Molino Rojo.

No es que su fachada sea del otro mundo pero hemos oído hablar tanto de él que forma parte del ideario colectivo de las personas. La música, el cine, la literatura, el arte han hablado de él que cuando te plantas delante se siente un deja vu que te hace creer que en algún momento de la vida, ya has estado allí... pero, ¿qué le hace diferente al Mouline Rouge del resto de cabarets de mundo?

Fue construido por el español Josep Oller en 1889. A principio del siglo XIX algunos intelectuales lo llamaron La Taberna del Infierno donde sus lacayos vestían como los demonios. No estaban mal encaminados ya que el color rojizo de su fachada simulaba estar en el mismo infierno eso sí, si no fuera porque lo que se siente en el interior más que dolor provoca placer. En 1890 y sobre las tablas de su escenario las trabajadoras del local comenzaban a hacer los primeros striptease simulando que una pulga se encontraba dentro de unas ropas de las que, evidentemente, se debían deshacer.

Fue tres años más tarde cuando por primera vez una mujer desnuda bailaba delante de un público sin "necesidad de buscar una pulga." A este baile se le conoció como 'Bal des quat'z'arts' y a pesar de que todo el mundo se llevaba las manos a la cabeza ante esta danza del demonio, los llenos de las butacas estaban más que garantizados. Es en ese momento cuando debuta una de las primeras diosas del erotismo, la vedette Germaine Aymos.

Desde bailarinas enseñando cacha mientras alzaban su can can francés hasta actuaciones de grandes mujeres como Edith Piaf, Line Renaud o Marlene Dietrich. En frente del escenario también se han sentado espectadores de la talla de Dalí, George Michael, Elton John o Elvis Presley. Todos han ocupado un lugar en el Molino.

Hoy en día el Mouline Rouge  es uno de los cabarets más importantes del mundo y en el que se ofrece un espectáculo que a pesar de caro es digno de admirar. Solo si quieres ver el show debes pagar entre 87 a 97 euros eso sí, incluye media botella de champán. Si quieres aderezar el show con una cena la entrada sube de precio llegando a valer entre 140 y 170 euros.

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Cada año recibe a más de 600 mil espectadores. Hoy en día su revista 'Féerie' cuenta con las famosas 'Doriss Girls', sus bailarinas principales, pero su reparto es mucho mayor, unos 80 artistas en escena de hasta catorce nacionalidades diferentes, posee cinco víboras de pitón, seis caballos, un acuario de 40 toneladas de agua y un coste de producción de unos ocho millones de euros. Eso sí, en 2013 su volumen de negocio ascendía a los 65 millones de euros.

Rodeado de sex shops, clubs de alterne, cafés parisinos y bajo la mirada atenta del Sacre Couer se encuentra el Mouline Rouge. Donde el sexo pasa a ser erotismo y donde el erotismo resulta ser exóticoen medio de la ciudad donde el amor parece que le había ganado la batalla al sexo.

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