'Follamigos', 'pagafantas' y 'comebolsas'

Todas estas especies tienen una cosa en común: intercambian cariño, sexo, amistad e incluso dinero a cambio de una conquista amorosa. Todo ello sin que la otra persona sea consciente de ello

En un artículo anterior os hablé de los 'Sex Friends’ o amigos con derecho a roce. En este mismo hacía alusión a otro tipo de relaciones que más que de amigos eran de conveniencia. Vamos a diferenciar cada uno de ellos.

'Pagafantas'

Lo normal es que un pagafantas se fije en una chica para conquistarla, pero también puede ser la persona que pague la fiesta de todos los amigos para poder hacerse hueco en un grupo. Fijándonos en el primero de los supuestos, el pagafantas es consciente que todo lo que hace es para seducir a la persona por la que vive, sueña y gasta todo su dinero. En este tipo de relaciones, la persona beneficiaria es más consciente que el propio pagafantas.

La primera sabe perfectamente que se puede aprovechar de la situación. Salir de fiesta con tu 'amigo pagador' es de lo más ahorrativo. Tú das conversación a cambio de que te paguen la noche del sábado. Por otra parte, el pagafantas, dentro de su enamoramiento, beberá los vientos por una persona con la, seguramente, no acabe saliendo nunca.

'Comebolsas'

En este caso, muy parecido al anterior, es la persona beneficiaria la que se presta desde un primer momento a engatusar a quien paga la fiesta, es decir, no sólo es consciente de estar sacando el dinero a alguien por el que no está interesado, sino que también es la primera en dar el paso para forjar una relación que más de simbiosis es parasitaria.

En el momento en el que se cierra el grifo, se acaba una pseudo-pareja que no podría haber tenido un mejor final nunca. A diferencia de la anterior, donde el sexo quedaba en un segundo plano, en esta adquiere el rol de moneda de cambio para conseguir los objetivos marcados.

'Follamigos'

Como su propio nombre indica, en este tipo de relación amistad/sexo, las relaciones de cama constituyen el 90% de la 'pareja'. El problema es que uno de los dos es consciente de que sólo quiere sexo, mientras que el otro es capaz de enamorarse de alguien que no quiere ir más allá de las sábanas.

En los tres casos que os he puesto, las personas se mueven por el interés. Debemos estar muy atentos de con quién estamos saliendo, de lo que hacemos para gustar o engatusar, de lo que hacen con nosotros mismos y, sobre todo, de llegar a casa y sentirnos bien y en paz. No está bien reírse ni aprovecharse de los demás. Cómo siempre digo, la vida es como un boomerang, y lo que haces hoy se puede volver en nuestra contra mañana.

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