En las navidades de 1970 Adrian Pearce recibía el regalo de su entonces novia, Vicki Allen, unos pocos días antes de Nochebuena. Pero en el momento en el que le dio el regalo, ella decidió cortar su relación con él, debido a que había conocido a otra persona con la que pensó que estaría mejor.

Lo ocurrido fue un golpe muy duro para Pearce que lo llevó triste hasta su casa y que le hizo tomar la decisión de no abrir el regalo.

"Ella me dio un regalo al mismo tiempo que me dejaba, así que me lo llevé a casa. Tuve un largo paseo hasta allí, estaba enfadado y triste, todas esas cosas que sientes cuando rompen contigo", explica Pearce en declaraciones recogidas por Unilad.

"Al llegar a casa dejé el regalo bajo el árbol de navidad, y después de abrirlos todos el día de Navidad, aún quedaba ese sin abrir. Le dije a mi familia que nunca lo abriría", añade.

Año tras año ponía el regalo debajo del árbol, pero nunca lo abría. Incluso siguió haciéndolo después de casarse y de tener hijos, los cuales han querido en multitud de ocasiones abrirlo.

"Al principio lo guardé porque creo que tenía la esperanza de que volviéramos a reunirnos y lo abriéramos juntos. Luego se convirtió en una tradición que ha durado 47 años", explica Pearce.

Un año, su esposa se cansó de ver el regalo debajo del árbol, y Adrian decidió ponerse en contacto con Vicki a través de Facebook. La familia de Adrian y su exnovia se reunieron en una cafetería, junto a una gran multitud de gente que quería saber qué era el presente y que había seguido la histria que Pearce contó en la red social.

La exnovia había olvidado qué era el regalo y cuando Adrian lo desenvolvió exclamó: "¡Oh, no! ¡No puedo dárselo a él!". Resultó ser un libro titulado El amor es: nuevas formas de detectar ese sentimiento, que se compone de poemas, dibujos y refranes sobre el amor, según cuenta Global News.

La cita formó parte de un evento para recaudar fondos para una organización benéfica que proporciona comidas de Navidad a las familias necesitadas.