Ha pasado mucho tiempo desde que nuestros ancestros descubrieran la fritura como una técnica de cocinado ideal para dar a los alimentos un sabor crujiente y dorado. A día de hoy, esta práctica ha evolucionado notablemente y hay quienes, incluso, la han sustituido por el cocinado con aire a través del horno o la 'airfryer'. No en vano, aunque el resultado sea igualmente bueno, nada llega a la altura de lo que implica una buena fritura, aunque eso sí, conseguirla no es tan fácil como parece.
Para lograr un resultado óptimo, hay que prestar atención a varios factores y uno de los más importantes es la temperatura del aceite con el que vamos a freír. Además, hay que tener en cuenta el tiempo de cocinado, así como el tipo de alimentos, pues no todos necesitan el mismo proceso. En este sentido, si la temperatura es demasiado baja, los alimentos absorben demasiado aceite y se vuelven grasientos y blandos; y, si es demasiado alta, los alimentos se queman por fuera y quedan crudos por dentro, así que es vital alcanzar la temperatura idónea.
Claves para una buena fritura
Lograr una buena fritura requiere, como comentamos, atención a varios factores, todos ellos relacionados con la forma o el proceso de cocinado.
- La temperatura del aceite.
- El tipo de aceite que se utiliza.
- La técnica de fritura específica para cada alimento.
- Alimentos secos antes de freírlos.
- No sobrecargar la sartén.
¿Qué temperatura es la ideal?
La temperatura ideal para freír depende del tipo de alimento que se vaya a cocinar. De esta manera, encontramos que: para freír patatas, la temperatura perfecta se sitúa alrededor de los 175 °C, mientras que para freír pollo, la temperatura tendría que ser de unos 190 °C. Para freír pescado, es importante asegurarse de que esté seco antes de sumergirlo en el aceite caliente. El pescado se debe hacer a una temperatura aproximada de 180 °C, dependiendo del tamaño de las piezas. En el caso de los alimentos rebozados, como los nuggets o las croquetas, es fundamental asegurarse de que el rebozado esté bien adherido a los alimentos antes de freírlos para evitar que se deshaga en el aceite.
Es importante controlar la temperatura del aceite durante todo el proceso de fritura. Si la temperatura del aceite baja demasiado, el resultado será un alimento blando y grasiento. Para evitar esto, se recomienda utilizar un termómetro de cocina para medir la temperatura del aceite con precisión. Si no tienes un termómetro de cocina, puedes comprobar la temperatura del aceite echando un trozo de pan en el aceite. Si el pan se dora en 60 segundos, la temperatura es la adecuada.
Atención al aceite que se utiliza
Además de la temperatura del aceite, también es importante tener en cuenta el tipo de aceite que se utiliza para freír. Algunos aceites tienen un punto de humo bajo, lo que significa que se queman fácilmente y liberan sustancias tóxicas. Los aceites que tienen un punto de humo alto son más adecuados para freír, ya que soportan mejor las altas temperaturas sin quemarse. Los aceites con un punto de humo alto incluyen el aceite de canola, el aceite de girasol, el aceite de maíz y el aceite de cacahuete.
Ingredientes siempre secos y en tandas
Otro consejo para conseguir una buena fritura es asegurarse de que los alimentos estén secos antes de freírlos. Si los alimentos tienen demasiada humedad, el agua se vaporiza en el aceite caliente y puede provocar salpicaduras peligrosas. Para evitar esto, se recomienda secar los alimentos con papel de cocina antes de freírlos.
Es importante no sobrecargar la sartén al freír. Si se ponen demasiados alimentos en la sartén al mismo tiempo, la temperatura del aceite bajará y los alimentos se cocinarán de manera desigual. Para evitar esto, es mejor freír los alimentos en pequeñas cantidades y en varias tandas.
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