La deliciosa alcachofa es una flor. La Cynara scolymus (ese es su nombre científico) no es un fruto, ni una raíz; tampoco la hoja de la planta. La alcachofa es una flor... y un tesoro de un sabor único (literalmente).
Es una verdura distinta. La alcachofa despierta amores eternos o encendidos odios. Sus enemigos critican su peculiar sabor y que cunde poco. Hay que retirar hojas y hojas hasta quedarnos con su corazón, que es lo que cocinamos. Así, otro reparo: la alcachofa no es la hortaliza más barata ni por precio ni por lo que acabamos usando.
Más allá de qué procedencia preferimos, hay que llevarse las alcachofas que tengan las hojas cerradas, el tallo duro y una textura firme y prieta. O de otro modo, elige las que sean compactas y tengan las yemas más gruesas. Serán las que más pesarán en relación a su tamaño.
Elige alcachofas con las hojas cerradas, el tallo duro y una textura prieta
La alcachofa es una verdura muy versátil. La podemos preparar frita, asada, a la plancha, cocida e incluso cruda en ensalada. Esta vez vamos con una receta que nos permite lucir las alcachofas en el plato como lo que son: flores. Esta es la receta de flores de alcachofa (confitadas y luego fritas) por menos de 3 euros (precio por persona aproximado).
Flores de alcachofa
Ingredientes
Alcachofas, unas 8 (2 kg): 8 euros (kilo a unos 4€)
Aceite de oliva virgen extra (500 ml): 2,70 euros
Elaboración
Llenamos un bol con agua fría, limón y perejil.
Quitamos todas las hojas exteriores verdes de cada alcachofa y cortamos el rabo.
También quitamos los restos del rabo con una puntilla.
Para quedarnos con el corazón cortamos la parte de arriba de la alcachofa.
Las ponemos boca abajo sobre nuestra tabla de cocina y presionamos con la palma de la mano para que se abra bien la flor.
Acabamos de abrir las hojas para ver su flor.
Vamos poniendo las flores de alcachofa en el bol de agua para evitar que se oxiden.
Cuando ya estén todas, ponemos mucho aceite en una cazuela a fuego bajo.
Echamos las alcachofas y las confitamos durante 20 minutos (no se freirán sino que se cocerán).
Las sacamos y pasamos parte de ese aceite a una sartén.
Calentamos bien el aceite y freímos, ahora sí, para que queden crujientes.
Las escurrimos y las servimos con escamas de sal por encima o unas virutas de buen jamón.
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