Lubina a la espalda, la receta tradicional con unas ricas pataticas

Lubina a la espalda, en un restaurante de menú del día.
Lubina a la espalda, una preparación clásica.
WIKIPEDIA/Tamorlan
Lubina a la espalda, en un restaurante de menú del día.
Lubina a la espalda con patatas Dificultadfácil Tiempo60 minutos Raciones4 Calorías275 kcal

En los otros restaurantes clásicos, los de toda la vida, encontramos el recetario español más tradicional, con sus derivaciones regionales y locales. Conocer bien una ciudad pasa también por conocer y comer en estos restaurantes.

En ese recetario tradicional hay platos cuyos nombres nos remiten a modos y maneras ya olvidadas o, simplemente, palabras que han dejado de usarse. En esas cartas de toda la vida suelen aparecer los pescados cocinados a la espada.

Dorada, lubina o besugo (en los restaurantes más caros) se siguen cocinando de esta manera. Es una preparación sencilla que puede hacerse a la plancha, en parrilla o al horno.

Consiste básicamente en abrir el pescado como si de un libro se tratara. Así abierta, la pieza de pescado se hace con la piel sobre la sartén o bandeja, o sea, con su espalda pegada al metal.

Lubina a la espalda con patatas

Ingredientes

Lubina (1 grande o 2 de ración)

Patatas (medio kilo)

Ajo (3 dientes)

Guindilla cayena (1)

Aceite de oliva

Sal

Pimienta

Elaboración

A nuestro pescadero le pedimos que nos abra la lubina para hacerla a la espalda. Debe estar abierta y limpia.

El horno lo precalentamos a 180ºC.

Pelamos, lavamos y cortamos las patatas en rodajas gruesas.

Las ponemos en una bandeja de horno, las sazonamos y regamos con un poco de acite.

Metemos al horno durante 30 minutos.

Sacamos la bandeja y ponemos encima la lubina (2 o 4 lomos, según hallamos comprado una grande o dos de ración).

Salpimentamos, otro poco de aceite y de vuelta al horno durante 15 minutos (estaremos pendientes: si son pequeñas tal vez necesiten menos).

Mientras pelamos y laminamos los ajos.

En una sartén con aceite los freímos a fuego bajo con una guindilla cayena entera.

Cuando la lubina esté, echamos el refrito por encima.

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