El pisto manchego es una receta tan sencilla en su elaboración, como imprescindible para enriquecer muchos otros platos. Aunque por sí solo es saludable y completo nutricionalmente, es perfecto también como guarnición de carnes y pescados, para elaborar tostas con huevo revuelto de aperitivo, en arroces, como relleno de la lasaña de verduras, en tortilla, con un huevo frito encima, salteado con garbanzos…
La receta del pisto nació como recurso de la población que trabajaba el campo, y echaba mano de las verduras de temporada que había en las huertas de autoabastecimiento para alimentarse.
En origen, el pisto fue un plato humilde, que ha ido variando según las regiones que recorría y los productos típicos de la tierra que 'visitaba'. En la base más tradicional del pisto original no pueden faltar ajo, cebolla, pimientos (verdes y rojos, en algunos casos también amarillos), calabacín, tomates, sal y tomate triturado.
Receta de pisto manchego tradicional
Ingredientes
1 diente de ajo
2 cebollas dulces pequeñas
4 pimientos verdes italianos
2 pimientos rojos grandes
250 g de calabacín
4 tomates RAF
150 g de tomate natural triturado en bote
50 g de tomate frito
30 g de aceite de oliva virgen extra
sal o una pastilla de caldo de verduras
Elaboración
Pon una cazuela alta en el fuego con un poquito de aceite de oliva virgen extra.
Añade a la cazuela el diente de ajo en rodajas gruesas. Cuando se dore, incorpora las cebollas cortadas en cuadrados y espera a que cojan color.
El tercer ingrediente a sumar en la cazuela son los pimientos, verdes y rojos. Remueve.
Añade los calabacines cortados en forma de cubos pequeños. Lo mismo con los tomates naturales.
Dale vueltas a la mezcla en la cazuela durante un par de minutos, y añade el tomate natural triturado así como el tomate frito.
Incorpora una pastilla de caldo de verduras o una pizca de sal y, enseguida, agua hasta que las verduras se cubran. Pon el fuego al máximo hasta que hierva.
Una vez ha hervido el agua, baja la temperatura a fuego medio y deja que se cueza todo tranquilamente durante dos horas aproximadamente. Vigila de vez en cuando para evitar que el guiso de verduras se quede sin agua: podría agarrarse. Ve incorporando agua poquito a poco si fuera necesario.
En la variedad está el gusto
Para disfrutar de los diferentes usos que puede darse al pisto manchego, existen mil y una maneras de incorporarlo en nuestras recetas. Hoy vamos a proponeros 8 posibilidades sencillas y sabrosas, para sorprender en la mesa.
Para comenzar con estas ideas… ¿qué tal si trituramos en el robot de cocina el pisto básico ya hecho (ajo, cebolla, pimiento rojo, pimiento verde, calabacín y tomates cocidos) y lo untamos sobre una tosta de pan de semillas a modo de paté frío? Sobre cada rebanada, un picadillo muy menudo de jamón ibérico de bellota le dará un toque extra muy top.
La segunda idea para incorporar el pisto en nuestras comidas es servirlo en una cazuela de barro con uno o dos huevos fritos encima. Romper la yema sobre el jugo con sabor a tomate lo convierte en la mejor salsa posible para las verduras.
Algunas ideas más
Otro alimento que se acopla a la perfección al sabor y textura del pisto manchego son las legumbres, especialmente los garbanzos. Incorpóralos cocidos a la cazuela del pisto y añade una pizca de comino molido. De esta manera, el valor nutricional que estarás aportando a tu comida se multiplicará por 2, y tendrás un plato único de lo más socorrido (y sabroso).
¿Que quieres darte el capricho de hacer una lasaña, pero quieres reducir su aporte calórico? Pues no se hable más. Rellena las láminas de pasta con bechamel, pisto de verduras escurrido, y envuélvelo bien en queso Emmental rallado. Introdúcelo en el horno a 180º para que se tueste por encima. Una receta ligera y deliciosa.
Siguiendo con las recomendaciones de pisto y pasta, puede convertirse en el topping perfecto para tu pizza casera. Compra la masa fresca y añade pisto bien extendido (la base de tomate ya va incorporada), bolitas de queso mozarella y huevitos de codorniz cocidos. Una pizza diferente, a la que darás un toque dulce si añades algunos trozos de calabaza cocida.
Especialmente de moda en los restaurantes de comida casera más top están las tortillas de patata 'rellenas'. Haz una tortilla bien cuajada en su interior. Cuando se enfríe, córtala por la mitad con un cuchillo apropiado y coloca en medio de las dos tapas unas cucharadas de pisto. La mezcla no puede estar más rica. Y a la hora de presentarla en la mesa, resulta muy vistosa.
¿Pisto en su versión más oriental?
Si hay algo con lo que el pisto encaje de maravilla es con el arroz. Te proponemos probar una receta que nos encanta para incorporarlo, que consiste en hacer un arroz salvaje de tres colores y, cuando ya esté seco, darle una vuelta en la sartén con unas cucharadas de pisto a las que incorporamos un chorrito de soja dulce en el último minuto. El contraste gastronómico está garantizado, y el toque exótico sorprenderá.
Para finalizar este listado que demuestra la versatilidad del pisto en nuestra cocina, no debemos olvidar su lugar privilegiado como guarnición de pescados. Os proponemos emplatarlo junto a un bacalao fresco cocinado al horno. Gracias a su caldo (proporcionado por el jugo del tomate fundamentalmente), proporcionará una jugosidad extra a la mezcla. Eso sí, incorpora el pisto una vez hayas sacado el pescado del horno para que cada uno de ellos conserve su sabor.
Todos los beneficios que aporta el pisto al organismo (poder digestivo de la cebolla, licopeno antioxidante de los tomates, vitamina C de los pimientos, efecto antibacteriano del ajo, o el potasio, hierro y fósforo del calabacín) pueden ser congelados sin problema.
También cabe la posibilidad de agregar a esta mezcla de verduras, por ejemplo, las propiedades antiinflamatorias de la berenjena, que va de maravilla en el pisto también. Según la región, encontrarás pequeñas aportaciones diferentes, aunque con la misma base.
Comentarios
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