Con motivo del Día Internacional de la Mujer, Médicos Sin Fronteras (MSF) publica un informe que resume la experiencia de la organización en la asistencia a víctimas de violencia sexual. Basado en su trabajo en Liberia, Burundi, República Democrática del Congo (RDC), Suráfrica, Colombia y otros países, MSF subraya la necesidad de una atención médica de urgencia para las víctimas de violación.
François Dumont/MSFUna de las dificultades a las que se enfrentan los trabajadores de MSF es conseguir que las víctimas encuentren atención sanitaria y que lo hagan rápidamente. Además, integrar la atención a víctimas de violencia sexual en los servicios sanitarios generales puede ofrecerles una mayor discreción. Pero aún así, suele ser necesaria una fuerte campaña de sensibilización para dar a conocer los servicios médicos y romper los tabúes sociales.
J.C. Tomasi /MSFUna chica de apenas 18 años que fue atendida en el hospital Benson, en Liberia, cuenta: “Cuando pienso en lo que ocurrió me siento fatal. Tenía muy mal cuerpo. Después de ser violada, no podía andar derecha. Mi madre me vio y es así como supo que algo me había pasado. De camino al hospital, no sabía si sobreviviría”. En este centro de las afueras de Monrovia, la capital de Liberia, Médicos Sin Fronteras ofrece servicios pediátricos, ginecológicos y de obstetricia. También proporciona atención a las víctimas de violencia sexual (casi 900 sólo en 2008).
J.C. Tomasi /MSFLos agresores son en muchas ocasiones los propios padres, parientes o vecinos de las víctimas. N. es una niña burundesa de 5 años que fue violada por su padre en varias ocasiones. "Cuando le dije a mi marido que iba a acudir al centro de MSF en Seruka, él hizo las maletas y me dejó sola con nuestros cinco niños. No sé dónde ha ido, pero quiero poner una denuncia contra él. La casa donde vivimos le pertenece y tengo miedo de que mis suegros nos persigan a mí y a los niños. Pero lo que más me preocupa de todo es que mi hija haya podido resultar infectada por el VIH". En los hospitales de MSF se expiden certificados médico-legales para todas las víctimas de violaciones atendidas. Sin embargo, son pocas las mujeres que deciden interponer una demanda.
Benedicte Kurzen/VII MentorEsta chica de 16 años resultó herida al tratar de poner resistencia a su violador. A pesar de ello, no logró que aquel que era considerado un amigo de la familia, llevara a cabo sus propósitos. Llegó al centro 48 horas después de la violación y los arañazos que tenía en su cara le provocaban grandes dolores. Además del tratamiento preventivo para evitar infecciones y de la contracepción de emergencia, las víctimas de violencia sexual muchas veces necesitan recibir también un tratamiento para curar las heridas que han sufrido al intentar defenderse de su agresor. Es muy importante que los servicios que se prestan a los pacientes sean integrales, accesibles y estrictamente confidenciales para aquellas personas que así lo deseen.
Benedicte Kurzen/VII Mentor“Fui al centro que gestiona MSF en Seruka al día siguiente de la violación, pues tenía miedo de haber sido contagiada con el VIH/SIDA. La enfermera me dio algunas píldoras y me puso varias inyecciones. Esto fue el mes pasado. Ahora he vuelto para una revisión y la verdad es que sigo preocupada por la posibilidad de haber contraído el virus y también por mi bebé, ya que estoy embarazada de cuatro meses y medio”. La profilaxis post-exposición para prevenir la infección del VIH es crucial en la atención médica posterior a una agresión sexual y debe administrarse dentro de las primeras 72 horas para que sea efectiva.
Benedicte Kurzen/VII MentorPara sensibilizar sobre la violación y otros problemas médicos en Bushrod Island, en Liberia, un grupo teatral hace representaciones en los centros sanitarios y en la comunidad. Grandes grupos de gente se concentran en mercados y lugares concurridos para ver estas obras, que les hablan de las consecuencias de la violación y la necesidad de buscar atención médica. “También damos charlas diarias en las estructuras de salud. ¿Qué hacer cuando se produce una violación? La mayoría de la gente en Liberia no sabe qué hacer, a dónde ir”, afirma Theresa Saday, trabajadora social de MSF. Carteles y camisetas con el eslogan Raped? Get treatment now! (¿Te han violado? ¡Consigue tratamiento ya!) también ayudan a difundir el mensaje.
Alessandra VilasboasTras ampliar las actividades de promoción de la salud en este proyecto, el número de pacientes por violencia sexual aumentó de una media de 26 a 60 al mes. Sin embargo, menos de una tercera parte llegaron dentro de las primeras 72 horas tras haberse producido la agresión. “Se sienten avergonzadas, horrorizadas. Reconocer la violación a menudo supone el rechazo del marido, la familia o la comunidad”, cuenta Jill Huberty, psicóloga de MSF responsable del programa de violencia sexual en Liberia. “Por eso tienen miedo. Normalmente una mujer adulta sólo busca asistencia cuando tiene síntomas físicos a consecuencia de la violación”.
Alessandra Vilasboas“No se trata del dolor físico. Se trata del dolor emocional. Cuando fui violada, se llevaron algo de mí. Me robaron la dignidad. Se llevaron algo que no puedo recuperar. Todo lo que podía pensar era ¿Por qué yo? ¿Cómo me ha podido pasar esto a mí?. Al final acabé culpándome de ello”, explica una de las pacientes del centro de Khayelitsa, en Sudáfrica. “El daño no se puede reparar por completo; alguna consecuencia psicológica será para toda la vida. Pero con una atención médica completa a tiempo, junto con asesoramiento psicosocial y apoyo legal, el daño puede limitarse y podemos ayudar a la víctima a salir adelante”, explica Thilde Knudsen, asesora de salud sexual y reproductiva de MSF.
Olivia Blanchard / MSFAunque es mucho menos frecuente, los hombres y los niños también son víctimas de la violencia sexual. En su caso las dificultades son incluso mayores, ya que tienen que superar prejuicios más grandes aún que las mujeres y en muchas ocasiones no son reconocidos como víctimas. En algunos casos, como en el de este chico de 14 años que fue violado en repetidas ocasiones por un tío suyo, las denuncias tienen efecto y el agresor acaba en la cárcel.
Alessandra Vilasboas