No hay dos deportes exactamente iguales así que, ¿por qué vamos a usar el mismo calzado para cosas que no tienen nada que ver? Un error muy común es elegir las zapatillas en función de lo bonito que es el diseño sin hacer mucho caso a las prestaciones técnicas. Dependiendo de la disciplina deportiva que se vaya a realizar, será necesario un modelo u otro con el fin de evitar lesiones. En función de los movimientos de cada deporte, algunas zapatillas, por ejemplo, tienen más sujeción en el tobillo, mientras otras cuentan con una mayor amortiguación en la planta.

Otro factor a tener en cuenta es la superficie del terreno sobre el que realizaremos el entrenamiento. No es lo mismo correr en la montaña que sobre asfalto o la cinta del gimnasio. Aunque lo más importante es determinar cuál es nuestro tipo de pisada. Existen tres tipos: pronador (cuando al correr el pie rota hacia dentro), supinador (el pie se hunde hacia el exterior) y neutro (una pisada central y correcta).

Los expertos recomiendan realizar un estudio biomecánico de la pisada para saber cuál es la zapatilla que más nos conviene utilizar para optimizar nuestro rendimiento.

Hay centros especializados que se encargan de hacer este tipo de estudios y los precios varían en función de la cantidad de pruebas que realizan. Por ejemplo, la marca Asics dispone de dos versiones de estos test y el más corto dura aproximadamente 30 minutos con un coste de 19 euros. Se compone de una prueba en estático y otra dinámica o en carrera que le proporciona a un técnico la información necesaria para, con los objetivos y necesidades que le plantea el usuario, recomendarle el calzado que mejor le encaja.

"No es lo mismo correr durante quince minutos que una hora. Ser pronador o neutro. Pesar cincuenta quilos o setenta. O correr por la ciudad o en la montaña", explica Albert López, Brand Manager de ASICS Iberia.

Lo bueno es que los costes del test se descuentan en la compra de las zapatillas.