Las agresiones en el fútbol base señalan a los padres: "Los niños se educan desde la violencia"

  • La violencia se ha instalado en el fútbol de formación y los últimos episodios ponen en el punto de mira a los progenitores de los chavales.
  • Entrenadores y árbitros denuncian que "es un problema cultural y social: los niños se educan desde la violencia por culpa de los padres".
  • La creación de proyectos que eduquen, la formación de los chicos y sancionar y denunciar más, las claves para erradicar esta lacra.
Adolescentes jugando al fútbol en una foto de archivo
Adolescentes jugando al fútbol en una foto de archivo
GTRES
Adolescentes jugando al fútbol en una foto de archivo

Hace unos días, dos padres acabaron a tortazos en un partido de cadetes en Tenerife; semanas atrás, la madrastra de un jugador agredió físicamente a una árbitra en un encuentro de juveniles en Granada; en ese mismo partido, la joven de 18 años tuvo que soportar insultos por parte del presidente del club. Y, este fin de semana, también en Granada, un menor de edadagredió a un árbitro que dirigía un partido de infantiles, lo que provocó la suspensión del choque. Son solo algunos ejemplos de una realidad a la que no se puede dar la espalda: la violencia que existe en el fútbol de base.

Cada fin de semana, las imágenes de trifulcas en los grandes estadios de fútbol del mundo son el menú diario para los medios. Estos episodios no distan mucho de lo que realmente pasa en el fútbol de formación, donde cada jornada los actos violentos hacen acto de presencia, instalándose en los campos con demasiada frecuencia y convirtiéndose en la raíz de lo que luego ocurre a gran escala en los recintos mayores.

En este sentido, en el fútbol más modesto, y según denuncian árbitros y entrenadores, aunque todos tienen su parte de responsabilidad en esta lacra, la realidad muestra que, en la práctica totalidad de los últimos episodios violentos, hay un denominador común: los padres de los chavales. Ellos pasan a ser protagonistas por encima de sus hijos, que muchas veces optan por tomar el camino que sus padres. Y es ahí donde lo que podría ser una anécdota se convierte en un problema grave. Y reiterativo.

"Hay violencia en el fútbol base, pero no por los niños, sino por el comportamiento de los padres", señala a 20minutos Jesús, entrenador de categorías inferiores en el fútbol regional madrileño. Según su experiencia a lo largo de estos años, el problema radica en "la educación" que les dan los padres. "Ellos se piensan que su hijo es el mejor jugador del mundo, pero la realidad es bien distinta".

Según el técnico, los chavales se educan desde la "falta del respeto al contrario y al árbitro", algo que luego se traduce en agresiones entre los propios jugadores o hacia el trencilla. Ante esto, ¿qué pueden hacer los técnicos que, como él, entrenan diariamente con estos chicos? "Formarles. Se trata de competir, de divertirse, no de ganar, ganar y solo ganar. Por eso, habría que premiar a aquellos jugadores que tengan un comportamiento ejemplar". Y, en cuanto a los padres, "a los que tengan ese comportamiento delante de los chavales, habría que prohibirles ir a los campos", dice Jesús.

Comportamientos que sufren, jornada tras jornada, también los árbitros. Pilar (nombre ficticio), árbitra de 18 años, denunció hace unas semanas en 20minutos la paliza que le propinó la madrastra de un jugador. Lamentablemente, no fue un hecho aislado. "Llevo tres años arbitrando. Ya había tenido otros episodios de insultos, pero nunca una agresión física. Por eso yo no entro en este tipo de cosas", señala.

El Sindicato de Árbitros realiza desde hace dos años una labor de denuncia, para que todos estos casos no queden en el olvido. "Hay violencia en la práctica totalidad de los partidos. Hay muy pocos equipos implicados en la lucha contra la violencia. Cuando hablamos de fútbol de formación, el problema no son los jugadores, el problema está en la grada. En porcentaje, hablaríamos de que ellos (los padres) son el 80% del problema", denuncian desde el Sindicato.

Sin embargo, es problema de todos. "Clubes y entrenadores podrían poner más de su parte, siempre hay que exigirles más", creen los colegiados, "aunque es una realidad que el germen de la violencia a este nivel está en la grada. En esa competitividad que exigen los padres y el 'todo vale' con tal de ganar", aseguran.

La violencia en el fútbol, sobre todo en los equipos amateurs, "es un problema cultural y social". "Los niños se educan desde la violencia por culpa de los padres, que les hacen ver a los árbitros como sus enemigos".

Y desde los organismos oficiales, ¿qué se puede hacer? "Hay que poner sanciones, por supuesto, pero no creemos que se solucione solo con eso. Creemos en la educación. Habría que crear proyectos desde el fútbol base que eduquen, como parar partidos si hay violencia en la grada, algo que se está empezando a aplicar en Cataluña". Los árbitros, como grandes damnificados de esta lacra —50 agresiones físicas cada fin de semana—, deberían también aportar su granito de arena. "Este colectivo tiene mucho que cambiar también. Lamentablemente, hay muy pocas denuncias porque no está muy bien visto".

No solo los padres...

Los padres se sitúan en el punto de mira de este tipo de violencia en el fútbol de base, pero no hay que obviar que muchos episodios provienen de los propios jugadores o de los directivos de los equipos.

Y, en la élite, los aficionados de los equipos y los futbolistas tampoco obedecen muchas veces al fair play. "Nos consta que la Liga de Fútbol profesional está persiguiendo estos comportamientos. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de la Federación Española de Fútbol y sus federaciones territoriales o del Consejo Superior de Deportes", aseguran los árbitros.

"El problema es que el ámbito profesional de la Liga es el fútbol de élite, no el de las categorías de formación. Para conseguir un fútbol sin violencia en las categorías de élite, hay que trabajar primero la base", creen desde este sindicato.

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