Bastaba echar un vistazo al once inicial que Vicente del Bosque colocaba sobre el césped ucraniano –aquel que volvió a coronar a España como reina de Europa–, para darse cuenta de que aquello era un trámite, una probeta para los experimentos del salmantino, que sigue tocando teclas, combinando piezas hasta encontrar la melodía. Y, a tenor de lo visto, la canción desafina, aunque hay varios meses para seguir buscando y el partido de ayer dejó lecturas más que interesantes.
La versión B española juega casi mejor que la titular. Entretenida primera parte. España le echó ganas y salió a sentenciar por la vía rápida. Las caras eran nuevas pero el estilo de sobra conocido. Thiago movía al equipo, Isco apoyaba y delante Nolito le ponía pólvora. La aportación del jugador céltico fue de las mejores noticias de la noche y, a poco que siga en su línea, será de la partida en la cita europea.
Mientras, en campo contrario, los ucranianos, que se la jugaban, tuvieron varias ocasiones, todas ellas clarísimas y desde el área pequeña, frenadas por De Gea. El meta del Manchester le pondrá la titularidad muy cara a Casillas el año que viene en Francia. Hasta nueve paradas realizó.
Dos minutos resumieron los primeros cuarenta y cinco. España abrió el marcador con una buena combinación colectiva que finalizó la cabeza de Mario Gaspar, enviando el balón a la red en su primer partido con la roja. Primer tanto. Treinta segundos después llegaba la ocasión para hacer el segundo y dejar casi finiquitado el asunto: a Cesc le hicieron el penalti y Cesc lo tiró. También tenía celebración especial –su partido número cien–, pero se lo paró el portero. No suele acertar en sus penaltis con la selección, aunque el importante, aquel ante Italia, lo metió. La primera mitad murió entre ocasiones locales y un balón sacado a Nolito en línea de gol por un defensa ucraniano.
Sin sobresaltos
El espectáculo siguió después. Los ucranianos llegaban en oleadas, rozando un empate que De Gea se empeñaba en frustrar, y España rememoraba sus mejores tiempos del tiki-taka, con Nolito, Isco –sin la pizarra de Benítez– y Thiago repartiendo clase en cada golpeo de balón. De sus botas salió una fantástica jugada que San José envió a la red. Una falta anterior anuló la obra de arte. El partido continuó con billete de ida y vuelta, aunque el cansancio y los cambios fueron restando profundidad al énvite: los dos equipos llegaban pero sin tanta claridad como minutos antes, y la fase clasificatoria se cerró para España sin más sobresaltos, con una sola derrota y nueve victorias.
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