No la logró por las carencias que mostró ante la canasta rival y en el rebote, pero, sobre todo, porque tuvo enfrente un equipo poderoso, con una rotación larga y en el que todos sus jugadores conocen bien su papel y lo llevan a cabo.
En un partido muy igualado, se alcanzó el minuto 35 con todo por decidir (59-61). Sin embargo, en los instantes cruciales, fue el Joventut el más sereno y con más ideas, sobre todo en ataque, donde encontró una y otra vez a Aloysius Anagonye (10 puntos en este cuarto) para desequilibrar el encuentro.
Ahora, con un balance de cinco victorias y ocho derrotas, el Lagun Aro se olvida ya de la Copa y volverá a centrarse en una permanencia que está muy complicada ante la igualdad patente en la competición.
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