Tostadas con tomate en Titulcia

Todos los ciclistas, en medio de sus entrenamientos, se encuentran con un oasis en el que parar y recuperar fuerzas o refrescarse. Ahí está el Bar Brejón de Guriezo (Cantabria), templo hostelero del ciclismo; o la confitería Ángel de Librilla (Murcia), parada habitual de Alejandro Valverde y la grupeta murciana.

Cuando Alberto Contador (Madrid, 1982) se ejercita por las vegas de la zona sur de Madrid, su parada fija es en Casa Juanito, un bar que está en la calle principal de Titulcia (914 habitantes censados en 2006). Es su particular descanso del guerrero. “Suele pedir un café y una tostada con tomate”, recuerda Juan, el propietario. “Él puso de moda las tostas con tomate en el establecimiento”, añade.

Un alimento sencillo, sin artificios, como todo el mundo describe sin dudar al escalador de Pinto. Alberto Contador comenzó a parar en Casa Juanito cuando se iniciaba en el ciclismo. “Llevamos conociéndole desde que empezó en aficionados”, explica Juan.

Alberto, su hermano Francisco y algunos amigos conformaban esos pequeños pelotones que encontraban una pausa al pedaleo en este municipio cercano a Ciempozuelos. “Entre dos o tres veces por semana viene por aquí; incluso alguna vez ha venido de paisano, con los padres o la novia”, comenta un Juan para el que Alberto no es un cliente: “Por supuesto, es un amigo. No sólo tengo una buena relación con él, sino con toda su familia. La verdad es que todos son muy buena gente”. Éxito merecido.

Mural de Contador

«Cerrará el fin de semana para viajar a París», adelantaba Francisco Contador, el hermano del que también es el mejor joven del Tour. “No podemos perdernos esto, pase lo que pase –explica Juan-, porque él se merece todo este éxito por todo lo que ha pasado. Que no le dejaron correr el año pasado, el cavernoma,… Ha tenido que esforzarse mucho y trabajar duro para llegar ahí arriba”. “Cuando era juvenil no pensaba que llegaría tan lejos –afirma-. Más que nada porque hasta los 27 o 28 años no suele alcanzarse cierto nivel de madurez física como para ganar.

Pero ahí está, tan joven. Se nota, además, que hace algo que le gusta, que le divierte”. La fama y el reconocimiento le llegan a un Alberto que antes pasaba más desapercibido entre la clientela de Casa Juanito: “La gente aquí en el bar no le conocía. Le veía venir y alguno sí preguntaba que quién era ese chaval. Ahora, ya ves, la gente dice: ¡anda, Alberto Contador!”.

Lo cierto es que el ganador de la París-Niza de este año va a tener en este establecimiento un pequeño templo que honre su trayectoria. “Mi intención es hacer un mural de recortes de periódico en una pared del comedor, con todos los éxitos que vaya cosechando Alberto”, dice Juan.

De momento, no son pocos los recortes que ya adornan el interior de este establecimiento hostelero en el que el plato típico, para todos los ciclistas que paran en él –“y sí se nota que cada vez se ven más ciclistas”, añade- son las sencillas tostadas con tomate que puso de moda en su cocina Alberto Contador.