Seis días después de la final europea, el veterano defensa central del Chelsea sigue reconcomiéndose las entrañas tras haber desperdiciado un penalti crucial que hubiera dado a su equipo la Liga de Campeones.
Pero lo peor es que ya han empezado a circular bromas y mofas sobre su fallo. Imágenes, en este caso, bastante ingeniosas, pero que guardan su poso de mala leche.
"Hay cosas que el dinero no puede comprar...para todo lo demás, Manchester United", se puede leer en una foto con Abramovich; o "Ver a Terry fallar el penalti no tiene precio" son algunos de esos comentarios jocosos.
Terry, muy afectado
Ni la decisión tomada por el italiano Fabio Capello, un hombre con fama de estricto y exigente, de conceder al defensa la capitanía de Inglaterra para el partido de Wembley, logra borrar del imaginario colectivo el calvario personal que afecta a este jugador.
La intensa lluvia, los nervios traicioneros, el destino despiadado o, simplemente, la naturaleza del fútbol. Una conjugación de factores impertinentes se aliaron en fracciones de segundo para burlarse de las intenciones heroicas de Terry. A partir de ese fatídico momento, el capitán del Chelsea, hecho un mar de lágrimas,
"Desde que ocurrió, en cada minuto de mi vida he revivido ese momento. Asumí el disparo consciente de que ganar la Copa sólo dependía de mí y lo que pasó después me perseguirá mientras viva", admitía un cabizbajo Terry.
De poco o nada sirvió que otro de los bastiones del Chelsea, el centrocampista Frank Lampard, saliera en defensa de su compañero, al que ha apoyado generosamente a capa y espada.
Y la cosa no acabó ahí: Roman Abramovich ha despedido al entrenador, Avram Grant, íntimo amigo suyo. El israelí, decepcionado, ha recurrido al abogado de Lady Di.
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