Todo un país se echó la noche del sábado a la calle. Sólo unos minutos después de que Sudáfrica ganara la Copa del Mundo de Rugby a Inglaterra (15-6), toda la afición sudafricana invadió las calles de sus principales ciudades para celebrar el título. Fue un mal partido, decidido gracias a los pateadores: Wilkinson acertó, pero no fue suficiente ante la calidad del sudafricano Montgomery, el nuevo ídolo nacional y que decidió la Copa desde su pie.
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