El submarino, a flote

El Villarreal salió vivo de Highbury en las semifinales de la Champions en un partido en el que pudo salir goleado.
Diego Forlán golpea el balón obstaculizado por la entrada de Touré, del Arsenal.
Diego Forlán golpea el balón obstaculizado por la entrada de Touré, del Arsenal.
martínez/reuters
Diego Forlán golpea el balón obstaculizado por la entrada de Touré, del Arsenal.
Los 93 años del viejo Highbury impresionan a cualquiera. Y en el adiós europeo del estadio londinense, el Villarreal sufrió ayer como nunca. El conjunto  castellonense se dejó el fútbol en casa y saltó al campo sin las señas de identidad que le han llevado a las semifinales de la Champions: descaro y ambición. Desde el arranque, los amarillos cometieron el pecado de entregar el balón a un equipo veloz y vertical arriba.  Henry construyó el juego de ataque y el submarino lo pasó muy mal. Sólo Riquelme tomó la batuta a balón parado. Tanto fue el Arsenal a la fuente que al final mojó: Touré aprovechó una jugada entre Henry y Hleb para marcar antes del descanso. ¿Después? Un claro penalti no señalado a José Mari –el árbitro estuvo horroroso y casero– y ahí se acabó todo. Los ingleses, inmensos, pudieron golear. Queda el consuelo de la vuelta en El Madrigal (25 abril).

Cara a cara

Forlán/Henry

Los Botas de Oro (25 goles) del año pasado frente a frente. No hubo color. Henry fue el mejor del partido.

Riquelme/Cesc

El duelo fue para el español, que intervino más en el juego. El argentino sólo existió a balón parado.

Pellegrini/Wenger

El chileno no fue fiel a su estilo y lo pagó. Wenger planteó un ataque en torno  a Henry y acertó de pleno.

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