El nuevo Sevilla de Manolo Jiménez se olvidó pronto de la repentina marcha de Juande Ramos y desmontó a un Valencia que pintaba más fiero de lo que resultó. Muy pronto se espantaron todos los fantasmas. El cronómetro aún no marcaba el minuto diez cuando una buena cesión de Luis Fabiano la aprovechó Kanouté para poner el 1-0. Pero el Sevilla quería más y siguió su acoso al marco de Hildebrand hasta el descanso.

Lo mejor que le sucedió a los de Quique en la primera parte fue irse al descanso con sólo un gol de desventaja. La formación levantina salió a por el empate en la segunda mitad, pero eso también propició las salidas al contragolpe del Sevilla, con lo que el choque estuvo abierto. Alexis, que había salido por Marchena, fue el autor de la primera jugada de peligro del Valencia en todo el partido, con un remate de cabeza que se fue muy ajustado a la meta local, aunque poco después fue Kanouté el que, también de cabeza, estuvo cerca del segunto. El tiempo transcurrió sin sobresaltos hasta que Poulsen puso el 2-0. De ahí al final, se vio a un Valencia desquiciado por un Sevilla que encontró el tercero en las botas de un gran Luis Fabiano y que buscó luego el cuarto.

«Es un triunfo de los jugadores»

El nuevo entrenador del Sevilla, Manolo Jiménez, se mostró encantado con la victoria de su equipo y destacó el trabajo de sus hombres: «Ha sido una victoria de los jugadores y no del técnico, que ha tenido muy poco tiempo para trabajar. Ellos han mostrado una actitud extraordinaria». Por otro lado, el consejo de administración del Valencia se reunió en la madrugada de ayer con carácter de urgencia. Previsiblemente se estudió el despido del técnico, Quique Sánchez Flores.