El Madrid arrancó el partido dominando, queriendo imponer su ley desde el principio. Pero esa actitud le duró apenas tres minutos. Lo que tardó Henry en dar el primer susto.
Los de López Caro comenzaron a agarrotarse sin sentido. El equipo jugaba con miedo, demasiado tímido y con una lentitud que enseguida aprovechaba el Arsenal para salir rápido a la contra.
Ronaldo y Raúl, sin apenas movilidad, no encontraban huecos en la zaga londinense, entre otras cosas porque el medio campo no construía.
Con un Zidane demasiado errático y Guti prácticamente desaparecido, el balón no circulaba.
El Madrid comenzaba a jugar al patadón porque el Arsenal le asfixiaba en la medular.
Los de Wenger robaban con rapidez y salían fulgurantes a la contra. Fruto de una de ellas llegaba la mejor ocasión de la primera mitad. Reyes recibía totalmente sólo un balón de Henry y encaraba a Casillas con todo a su favor, pero estrelló el balón en el larguero.
Así, el partido llegaba al fin de los primeros 45 minutos con todo por hacer para el Madrid. El equipo no sólo no marcaba, sino que apenas daba sensación de peligro.
La arenga de López Caro en el vestuario debió de surtir efecto en los jugadores blancos, que salieron mucho más metidos en el segundo período, a excepción de Gravesen, como siempre desquiciado.
El equipo comenzaba a mover la pelota y embotellaba por momentos a un Arsenal que seguía mordiendo al contragolpe. A falta de media hora para el final, Raúl cazaba un espectacular remate desde la frontal que se estrellaba en el palo derecho de Lehmann y el balón salía rebotado de nuevo hacia el capitán merengue, quien, con todo a su favor, erró en segunda instancia, a portería vacía y algo escorado -Lehmann llegó a tocarla-. Pero la ocasión no se tradujo en dominio.
El Madrid seguía corriendo mucho detrás del balón… Y de Henry. El francés volvió a estar inspiradísimo en ataque y le perdonó la vida al Madrid hasta en tres ocasiones con dos disparos que salieron fuera por poco y otro que salvó milagrosamente Casillas.
Con Baptista y Cassano sobre el campo, que sustituyeron a Gravesen y Raúl, respectivamente, el conjunto blanco no ganaba en presencia ofensiva.
Wenger también movía el banquillo dando entrada a Pires por Reyes, y se reservaba dos cambios para el final.
El tiempo se acababa y el Madrid seguía abusando de los balones colgados de Beckham, que no encontraban rematador.López Caro se la jugaba y quitaba a Salgado por Robinho a falta de seis minutos.
Con el Madrid ya volcado, el Arsenal desperdiciaba una tras otra todas las ocasiones de que disponía. Ni con la portería vacía logró anotar gracias a una carrera de Roberto Carlos, que evitó que un disparo de Pires desde su campo se alojara en el fondo de las mallas tras una subida a la desesperada de Casillas que dejó desguarnecida la portería.
Sólo en el descuento el Madrid puso en apuros al Arsenal, que se tuvo que emplear a fondo para despejar todos los balones que llovían en el área de los ‘gunners’. Ya sobrepasado el tiempo extra y con el colegiado a punto de pitar,
El empate a cero deja al Madrid sumido en su más profunda crisis, resignado a otro año sin títulos y con un vestuario que arrastra grietas irreparables.
El Arsenal, mejor durante los 180 minutos de eliminatoria, pasa merecidamente a cuartos y podría ser uno de los rivales de Barcelona y Villarreal en la siguiente ronda.
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