Kimi Raikkonen no corrió en Malasia con su Ferrari a pleno rendimiento, ya que sus ingenieros tuvieron que limitar la potencia del monoplaza para ganar en fiabilidad y poder asegurar el maltrecho motor durante todo el Gran Premio.

Según informa el diario Marca, la escudería italiana rebajó a 17.500 el límite de revoluciones por minuto del bólido rojo, mientras que el resto de vehículos alcanzan las 19.000.

Realizando un cálculo según el cual por cada 100 revoluciones que bajes pierdes dejas de sumar 5 CV de potencia, el finalandés habría participado en la carrera con 75 CV menos que los McLaren y que su compañero de escudería, Felipe Massa.

Para paliar esta reducción en la potencia, los ingenieros tuvieron que descargar aerodinámica del monoplaza para poder ganar en velocidad punta, lo que le restó agarre en el tren delantero a la hora de las frenadas y entrada en curva.

Según reconoció el propio Kimi tras el Gran Premio: "Sabíamos que nuestro motor no estaba al cien por cien, pero debíamos asegurar la fiabilidad. No estábamos perfectos, así que no corrimos riesgos estúpidos".