En parte, por culpa de un Racing áspero y muy correoso. Cuando se sacudió los complejos y entró en el partido, el Racing se lo puso realmente difícil al Espanyol.

No le dejó jugar y llegó a disponer de un par de ocasiones interesantes, como el balón que Damiá remató fuera tras una dejada de Antoñito en el minuto 21.

Perdido y sin continuidad en su juego, el Espanyol no encontró a sus dos hombres de banda, y eso que Lotina decidió apostar por un esquema similar al de la Copa del Rey, con Juanfran y Jofre muy abiertos por los costados para surtir de balones a Pandiani.

Nada de eso se vio en Montjuic. Juanfran lo intentó, pero sin suerte. Jofre, ni eso. Y Pandiani se hartó de esperar y de bajar a pedir la pelota.

Lotina optó por darle más movilidad a su línea de ataque con Coro y Luis García.

Preciado, en cambio, siguió pegado al guión del partido y sólo introdujo cambios de refresco.

Entre ellos el ex españolista Oscar Serrano, muy silbado por la grada de Montjuic.

Pero ni con el cambio de actores varió el patrón del partido. El Espanyol tuvo más la pelota y estiró líneas, pero no hubo manera.

Una y otra vez, el Racing le neutralizó. Lo hizo sin demasiados agobios, porque Aouate apenas tuvo que intervenir, y se limitó a ver pasar los minutos bien atrincherado, a la espera de recoger algún balón muerto para lanzarse al contragolpe y dar la sorpresa.

Goles de última hora

Y lo logró a falta de diez minutos para el final, cuando el empate a cero parecía irremediable.

No en un contraataque, sino en un córner que Gorka no supo interceptar. El balón cayó a pies de Damiá, quien lo picó a la red españolista.

El banquillo del Racing saltó de alegría y el Espanyol empezó a dimitir de lo poco que quedaba del partido.

El gol premió el esfuerzo del Racing y acabó por fundir al Espanyol.

Cansados por sus compromisos entre semana, los de Lotina no tuvieron capacidad de respuesta.

Para evitar sustos de última hora, el equipo cántabro sentenció definitivamente el choque en el minuto 84, apenas dos después de adelantarse.

El segundo gol vino en una brillante acción de Casquero a pase de Damiá: suave y muy bien tocado, el balón se paseó por encima de la cabeza de Gorka en una bella vaselina para convertirse en el 0-2 definitivo que cerró el partido.