La primera vez que Alfredo Fernández-Durán (Madrid, 1964) se montó en un caballo tenía tres años. Era el menor de siete hermanos y, por eso, sus padres, que tenían una finca en Perales del Río (Madrid), no le hicieron mucho caso mientras él saltaba "postes de teléfono caídos o fardos de paja", después de quedarse hipnotizado al ver en la televisión una competición hípica de saltos.
Hoy, es el actual campeón de España y está compitiendo este fin de semana en el Concurso de Saltos Internacional de Madrid, que cumple 100 años, a lomos de su preferido en estos momentos, Musicam Gold Digger.
"He montado más de 1.000 caballos en mi vida. Soy el padre, la madre, el entrenador y el psicólogo de todos ellos", comenta Alfredo.
El jinete prosigue: "Cada mañana les pongo el termómetro y tienen veterinario, zapatero (herrador), dentista, masajista, hidromasaje... Todo para que esté a a tope porque en una competición como la de Madrid el 70 % es el caballo y el 30, el hombre".
Depresión equina
La exigencia es enorme y los caballos también sufren depresiones y estrés. "Cuando les pasa, les llevamos a una pradera y les soltamos", explica Alfredo. "También son muy maniáticos. A algunos no les gusta competir en hierba, otros no quieren viajar... El caballo es un deportista de élite".
Más barato que esquiar
Alfredo Fernández-Durán asegura que la hípica no es un deporte elitista. "Cuando estás al máximo nivel, sí lo es, pero como todas las disciplinas. Sin embargo, es más barato montar a caballo todos los días un par de horas que irte a esquiar", asegura el jinete. Empieza a ser caro cuando eres propietario: "Un caballo te puede valer 6.000 euros y mantenerlo 100 al mes".
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