Rafael Nadal y David Ferrer cruzan sus destinos en el Abierto de Australia, encaran sus ambiciones, alentados por el reto de las semifinales de un Grand Slam, que avala ya, de hecho, la presencia de una raqueta española entre los aspirantes en el Melbourne Park.

La mejor versión de David Ferrer, en un esplendor físico similar al que cuatro años atrás le propulsó hacia las alturas del circuito, pone a prueba el aspecto del número uno del mundo, metido en el empeño de cerrar el círculo de grandes éxitos y convertirse en el tercer jugador de la historia que cosecha los cuatro 'major' de manera continuada.

Ferrer calibra el estado de Nadal. El balear ha mantenido una trayectoria solvente en su primera semana de competición con victorias contundentes. De puro trámite. Salpicadas solo por las dudas que difundió el propio jugador tras el triunfo ante el australiano Bernard Tomic, a causa de la fatiga y el sudor.

Nadal detectó un cansancio excesivo. En el juego y en la práctica, acompañada de pérdida de peso. Síntomas inusuales en él que le incomodaron. Achacadas al virus contraído semanas atrás en Doha.

El remedio fue hacer uso de una talla más de indumentaria, que distanció al balear de la imagen de poderío que acostumbra a ofrecer. Pero acomodó su juego y cerró, aparentemente, el debate.

Fue el de Marin Cilic su imagen más solvente en el Melbourne Park. Y llegó contra el rival de más enjundia de los que se había encontrado hasta ese momento. De inicio despachó al brasileño Marcos Daniel, que no acabó el partido y se retiró dañado cuando perdía por 6-0 y 5-0; después se midió al estadounidense Ryan Sweeting, procedente de la fase previa, al que despachó por 6-2, 6-1 y 6-1.

Y más tarde calibró la dimensión del ídolo local, el australiano de origen croata Bernard Tomic, al que venció por 6-2, 7-5 y 6-3.

Está Nadal en el lugar donde se quedó el año pasado. Campeón en 2009, el número uno del mundo dimitió, lesionado, del partido ante el británico Andy Murray, al que avista en otra semifinal. Antes espera Ferrer.

"Seguro que saldrá a la pista a ganar como lo hace siempre. Pero es normal que uno pase la presión al otro lado. Yo soy especialista en eso. Estamos en cuartos de final. Los dos saldremos a ganar y a hacerlo lo mejor posible. Jugó un gran partido ante Milan Raonic. Me alegro por él, porque aparte de todo es un gran tipo", dijo Nadal de su compatriota.

No son nuevos para David Ferrer los cuartos de final del Abierto de Australia, aunque es su techo hasta el momento. El alicantino ya estuvo en esta situación en 2008, cuando cayó ante el serbio Novak Djokovic.

Cuartofinalista en los últimos Wimbledon y Abierto de Estados Unidos, ha tomado gusto a prolongar su estancia en las segundas semanas de los Grand Slam. Pero nada como aquél 2007, cuando alcanzó la semifinal en Nueva York después de superar, precisamente, a Nadal en cuartos. Djokovic, de nuevo, le distanció de una gloria mayor.

Ha gastado más energías David Ferrer en su tránsito hacia los ocho mejores del torneo. Ya necesitó cuatro mangas para tumbar al finlandés Jarkko Nieminen en la primera ronda (6-4, 6-3, 1-6 y 6-2) y encontró más facilidades ante el estadounidense Michael Russell en segunda (6-0, 6-1 y 7-5).

El lituano Richard Berankis también fue rápido (6-1, 6-1 y 6-2) y descabalgó al canadiense de origen montenegrino Milos Raonic de la condición de jugador revelación (4-6, 6-2, 6-3 y 6-4).

Rechaza Ferrer acudir a las citas con Nadal con cualquier tipo de complejos. "Cuando juego con Nadal no es que no me lo crea. Es que es muy bueno. si he perdido tantas veces contra él es porque es mejor, porque es el número uno".

"No se puede achacar a otra cosa más que es mejor que yo. Yo estoy perfecto y siempre lo intento. Pero es muy bueno. Qué alguna vez se puede dar la oportunidad?, sí. Pero Rafa y Roger Federer están al alcance de muy pocos", subrayó Ferrer ante el duelo con su compatriota.