Nacho Azofra «Ni yo mismo me explico cómo he podido llegar tan lejos»

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A pesar de presentar una hoja de servicios intachable, en la que las faltas de disciplina o la dejadez brillan por su ausencia, la fama de buen vividor, desenfadado y un tanto juerguista, jaleada sobre todo por la Demencia (la hinchada de Estudiantes), han acompañado durante toda su carrera al gran capitán del Estu.

¿Cómo es que goza de tan buena mala fama?

Nunca lo he sabido, frecuento los dos o tres garitos de toda la vida y nunca he salido de ahí. Ni soy discotequero ni me gustan las grandes concentraciones. Soy más bien de costumbres discretas, el típico deportista que se toma una cervecita tras los entrenamientos en ese bareto cuyo dueño es un buen amigo de toda la vida.

¿Se ha cortado la coleta?

Ahora mismo prefiero acudir a lugares en los que uno se encuentra como en casa y puedes incluso pinchar tú mismo la música que quieres. De todos modos, tengo más amigos en restaurantes que en bares.

¿Qué le ha ocurrido?

Tengo 35 años y ya no me interesan las juergas de los veinteañeros. Vivo un periodo en el que me tomo las cosas con más calma. A lo mejor antes era todo distinto y me gustaba mucho la marcha, pero nadie me puede acusar de haberme saltado un entrenamiento o presentarme a un partido sin haber descansado lo suficiente porque el día anterior estaba de juerga. Las horas antes de un choque siempre me he portado como un chico bueno.

¿Y por qué opina la Demencia lo contrario?

Cada vez son menos los que gritan aquello de «Nacho, borracho». Todo eso viene de cuando tenía 17 años, pero incluso a esa edad era bastante responsable... aunque reconozco que después de los partidos sí que me he corrido alguna juerguecita. Pero vuelvo a insistir: el día antes de un encuentro, nada de nada.

¿Cuál es su récord de cubatas?

Nunca he sido mucho de copas, más bien he sido y soy de buen comer y, últimamente, amante del buen vino. He sido muy cervecero, pero también lo he dejado. Supongo que todo va con la edad.

¿Rioja o ribera del duero?

Siempre me han tirado más los caldos de La Rioja, pero ahora alterno las dos denominaciones, que me entusiasman por igual. De todos modos, la diferencia de precios es enorme. No sé cómo lo hacen, los vinos de La Ribera son muy buenos, pero también carísimos.

¿Controla las añadas y la uva?

No llego a tanto. Tengo mi pequeña cultura vitivinícola, pero tampoco exagero demasiado. Aún no me he vuelto un enfermo del vino.

¿Superaría una cata a ciegas?

Puedo pasar un pequeño examen para distinguir si el caldo es rioja o ribera del duero, pero no pasaría de ahí.

¿Y los vinos de Madrid?

También resultan caros, pero han mejorado mucho. En los últimos diez años, en España todo el mundo hace muy buen vino, no sólo están La Rioja y La Ribera del Duero. He probado vinos excelentes de La Mancha o El Bierzo. El nivel es muy alto.

¿Tiene su propia bodega?

Siempre guardo algo bueno en casa, poco –algunas botellas–, pero tengo que ir con mucho tiempo, porque llegan los amigos y se lo beben todo. Por eso prefiero que me sorprendan con un buen vino fuera de casa, en los restaurantes que frecuento.

¿Con qué enamoraría a una dama, con vino o cerveza?

Supongo que habría que tirar de un buen vino. Conozco a muy pocas mujeres cerveceras.

¿Cuántas veces se ha ido sin pagar?

Muchas, pero al final siempre me pillan, y entonces es peor porque pago el doble.

¿Le apasionan las noches de Madrid?

Me gustan los días y las noches de mi ciudad. Me gusta divertirme, pero siempre soy consciente de que mis amigos se pueden tirar hasta las tres o cuatro de la madrugada y yo me retiro mucho antes.

¿Con la fama que se gasta, cómo ha llegado tan lejos?

No me lo explico ni yo mismo. La verdad es que la Demencia sabe muy poco de mí... De mis primeros años, algo; pero de ahora, nada. Ni aquellos que me tienen por un juerguista son capaces de decir que me han sorprendido alguna vez borracho. Siempre me he comportado de modo ejemplar y, en 18 años como profesional, jamás he tenido el más mínimo percance hasta hace unas cuantas semanas, cuando tuve que parar por lesión por primera vez en mi vida.

¿Qué piensa de Sergio Rodríguez?

Me recuerda mucho a cuando yo tenía su edad. Lo está haciendo muy bien, porque no es fácil ser profesional a los 18 años. Es duro, cada vez más, pero no me asombra sólo con su juego (un aspecto en el que anda sobrado), me admira lo bien amueblada que tiene la cabeza. Es un chaval muy equilibrado que sabe desenvolverse con naturalidad y cabeza.

¿Cómo le sentará al Estu la marcha de Pepu Hernández?

No lo sé. Estamos obligados a seguir adelante, aunque me parece que no va a resultar muy fácil. Lo único que espero es que quien vaya a tomar las riendas del equipo se adapte pronto al club.

¿Cuándo colgará las botas?

Lo voy dejando de un día para otro. Supongo que me acabaré decidiendo en cualquier momento de estos.

Pimpampum

¿Una película?

Million Dolar Baby.

¿Una actriz?

Rosa Mª Sardá.

¿Un actor?

Cualquiera de teatro y no de cine.

¿Su plato favorito?

Gazpacho.

¿Un vino?

Viña Ardanza, de reserva.

¿Un día perfecto?

Cualquiera al lado de mis amigos.

¿Qué detesta?

La falta de pudor.

¿Algún ídolo?

No.

¿Un personaje histórico?

No.

¿Practica más deportes?

Tenis y montañismo.

¿Una ciudad para vivir?

Madrid.

¿Una ciudad detestable?

También Madrid.

BIO

Nació en Madrid el 23 de julio de 1969. Mide 1,83 m y pesa 83 kg. Debutó en la Liga ACB el 12 de noviembre de 1988, en un Real Madrid-Estudiantes que ganaron los blancos por 88-68.

Ha sido internacional absoluto, promesa, sub-23 y júnior. Fue plata en el Mundial sub-22 de Priolo, en 1990. Ha pasado toda su carrera en Estudiantes, salvo dos campañas en el Caja San Fernando (1993 a 1995).

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