Es África, vestida con el traje de los domingos. No es una guerra tribal, un niño moribundo con moscas por ojos o un brazo amputado por un machete ignorante. El perfil oscuro del primer continente y tercer mundo se oculta durante treinta días tras un balón redondo e imprevisible.

Este viernes, en Sudáfrica, comienza el Mundial de Fútbol 2010: Sudáfrica-México (16.00) y Uruguay-Francia (20.30). La apuesta personal de Joseph Blatter, ávido visionario del carácter universal del fútbol, cualidad siempre unida a su astucia para llenar los bolsillos por aquí y allá, llega caminando sobre un alambre.

Sudáfrica es el país más violento del planeta y la invasión policial no ha disminuido la inquietud: periodistas atracados a punta de pistola, aficionados asaltados e incluso futbolistas desvalijados.

El Mundial comienza jugando en dos campos: la sección de sucesos y la de deportes. Peligro.

España, ¿ahora sí?

Es la primera cita futbolística de tal calado que la selección española afronta como gran favorita, por lo empírico y lo práctico: es el equipo que mejor juega a este deporte y sus números lo acreditan. Esta vez, el aficionado español, siempre proclive a perder la fuerza por la boca, tiene argumentos para ganar la discusión en la barra del bar. Sí, somos los favoritos para ganar este Mundial, pero mejor susurrarlo.

No hay equipo más querido por el ‘gremio de balones’, nunca tan mimado como ahora, por gente como Xavi, Iniesta o Cesc. Made in La Masia. La generación roja llega, además, sin lastre mental: lloraron con Luis Enrique o insultaron a Al Ghandour, pero todavía no se afeitaban. Con botas, espinilleras, pantalón y camiseta lo han celebrado casi todo, incluida una Eurocopa como último recuerdo en el retrovisor.

Italia, Inglaterra, Francia...

La historia y el currículo bajan a España del podio de los candidatos, donde habitan selecciones de amplísima hoja de servicios..., aunque no jueguen un pimiento. Es el escalón de Italia, en la cola de la prejubilación, o Francia, donde medio país repudia a su seleccionador Domenech, al paro en cuanto finalice el torneo.

En la baraja de campeonables no faltan tampoco Inglaterra y Argentina. Unos y otros miran con súplica a su banquillo, para que Capello les devuelva la gloria, para que Maradona no se la quite. Haría bien el Pelusa en pedirle a Guardiola la receta del ‘Leo Messi a su aire’. No conviene perder de vista a Holanda –fútbol bonito no siempre práctico– ni a Alemania, pese al sobado y cada vez menos cierto tópico de que el fútbol es un deporte..., siempre gana Alemania. Mentira cochina.

La sola presencia de Cristiano Ronaldo también concede opciones a Portugal, que sufre un problema: sólo es la presencia de Ronaldo. Y por último, a la altura española o sobre ella por pedigrí, Brasil, menos fantasía, más rigor y Kaká fresco como una lechuga.

Por detrás, Serbia o EE UU pintan bien, mientras que África parece desnuda en su propia fiesta. Tantos años llegando a la puerta del cielo para nunca tocar el timbre. Desde hoy, al menos, podrá enorgullecerse: el mundo ha girado la cabeza para ver su Mundial. Que suene la vuvuzela.

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