Dicen quienes mejor le conocen que cuesta ver alterado a Joel González. No les falta razón. Llegó a los Juegos Olímpicos con las ideas muy claras. Había ganado en dos años todo lo que se puede ganar en el taekwondo, Europeos y Mundiales. ¿Objetivo para Londres? "Yo vengo a por el oro, está claro", dijo hace unos días.

Y el deporte siguió la lógica y Joel consiguió el oro porque es el mejor. No mostró dudas en ningún instante, ni siquiera cuando el sueco del primer combate le tuvo derrotado. "Estaba tranquilo, al final supe reaccionar".

En la final se encontró con el coreano Lee, un viejo conocido. "No estudié cómo sería el combate. Mi filosofía es hacer mi pelea y si alguien me la quiere destruir, ya buscaré yo otra forma de ganar. No me preocupo por el rival. Cuando le dí la patada alta a la cara, me supe oro, pero mantuve la calma y estuve tranquilo".

Tampoco se preocupó cuando su contricante cayó varias veces al suelo, aduciendo problemas en la rodilla. "No creo que fuera teatro, simplemente trataba de ganar tiempo porque el combate era rapídisimo. ¡No había aire en el pabellón!

Con la medalla al cuello y con una audiencia de 20 periodistas, Joel también mantiene la calma y aprovecha para reivindicar su deporte: "Decían que los de taekwondo no íbamos a dar la talla, y mira lo que ha pasado. Deberían hacernos más caso".

Joel sonreía y Brigitte Yagüe lo intentaba. Hace 8 años, la mallorquina fue eliminada en primer ronda de Atenas; cuatro años después, una lesión le impidió ir a Pekín; hoy ha sido plata. "Yo creo que ya me tocaba, es la revancha por mi mala suerte". En ningún momento del combate pudo Brigitte Yagüe optar al oro. "La china me sorprendió con sus patadas exteriores y no pude hacer nada. Me da rabia pero el resultado fue justo".

La dedicatoria de ambos coincidió: "Esto va por toda la gente que siempre está ahí, la que nunca nos falla".