Livingstone... el explorador de Bilbao

  • Ignacio Corcuera completó el Rally de los Faraones en solitario.
  • Nadie lo había logrado hasta entonces.
  • También cruzó el Sáhara sin ningún tipo de asistencia.
Ignacio Corcuera 'Livingstone' sobre su coche.
Ignacio Corcuera 'Livingstone' sobre su coche.
Euskadi 4x4
Ignacio Corcuera 'Livingstone' sobre su coche.

Su última "bilbainada", así llama Ignacio Corcuera a sus aventuras, fue completar el Rally de los Faraones en solitario. Nadie lo había logrado hasta entonces y la organización del raid, el segundo más duro del mundo después del Dakar, le dio un premio especial.

"Es complicado hacer de piloto y copiloto a la vez porque el desierto esconde muchas trampas y si estás pendiente del libro de ruta es fácil cometer errores. Una moto la sacas de la arena, pero un coche puede ser imposible", explica.

También complica la experiencia no tener un equipo de apoyo detrás: "Terminas la etapa agotado, pero tienes que revisar el coche y reparar los desperfectos. El resto de pilotos se va a dormir y por la mañana se encuentra el coche hasta lavado".

Pero la prueba de los Faraones fue sencilla para este experimentado aventurero que se ha ganado a pulso el apodo de Livingstone. En su palmarés ya estaba haber cruzado el Sáhara en solitario: "Eso sí que fue una aventura porque si me pasaba algo en el desierto, nadie sabía dónde encontrarme. En los Faraones hay mucha seguridad y siempre cuentas con un helicóptero de rescate".

Ignacio suele viajar solo con su Mitsubishi, que él mismo ha equipado para el desierto: "Es un hobbie caro. Te puedes gastar 40.000 euros en preparar el coche y te arriesgas a sufrir un contratiempo y tener que perderlo encallado en la arena».

Conductor de ambulancia

Encontrar patrocinadores es una de las tareas más duras. "En tiempos de crisis es más difícil que cruzar el desierto", afirma Ignacio: "Conduzco una ambulancia en Bilbao, pero también doy clases de conducción en 4x4 y de supervivencia... Tengo que trabajar mucho para financiarme estas aventuras".

A sus 46 años, padre de una niña, Livingstone no renuncia a su sueño de correr el Dakar. "Busco patrocinadores porque se necesitan 300.000 euros para hacerlo con unas garantías mínimas. Si alguien me pone la pegatina, yo le llevo el coche hasta la meta seguro".

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