El ciclista del Rabobank Pedro Horrillo, que sufrió un grave accidente en el pasado Giro de Italia, ha afirmado que está "contento" de poder contar lo sucedido, al tiempo que ha manifestado su deseo de "disfrutar" de la bici y sacarle "más jugo" a la vida cotidiana.

Horrillo, que ha desarrollado su proceso de recuperación desde el 1 de junio en la Clínica Universidad de Navarra, ha hecho este miércoles su primera comparecencia pública tras el grave accidente en la octava etapa del Giro de Italia, cuando se despeñó por un barranco, lo que le ocasionó traumatismos craneoencefálico y torácico, así como múltiples fracturas, lo que le llevó a un coma inducido.

Horrillo, de 34 años, no ha descartado su regreso al ciclismo, aunque ha asegurado que aceptará sin ningún tipo de "traumas" si este accidente le aparta del circuito profesional, si bien ha destacado que su "máxima ilusión es poder disfruta de la bici".

"Agradecido" por las muestras de cariño recibidas, el corredor de Ermua ha subrayado: "Tengo claro que tengo que estar muy contento de poder contarlo, sobre todo después de ver las imágenes del barranco por donde me caí y de lo que pudo haber sido y no fue".

Horrillo ha dicho que aceptará de buen grado lo que le depare el futuro: "Por suerte, esto me ha pasado con 34 años. Llevo ya 11 como profesional y lo que tenía que decir dentro del ciclismo más o menos lo hecho. Sería doloroso tener que dejar el ciclismo profesional de esta manera, pero es un accidente y tendría que aceptarlo. Más doloroso sería tener que dejarlo con 23 años y con toda la ilusión del mundo en el ciclismo y quedarte con las ganas", ha apuntado.

Ha agregado al respecto que "si esto supone el fin de mi carrera deportiva, lo aceptaré y no creo que suponga ningún trauma, y pasaré a lo que me dé la vida en el futuro". Eso sí, ha reconocido que desea volver a disfrutar de la bici: "Para mí, el ciclismo, aparte de mi deporte y trabajo, era una filosofía de vida y ahora me va a tocar cambiar".

"Me sentía como un preso atado"

Sobre el accidente, el ciclista ha comentado no recordar nada. "En Bérgamo me daban mensajes de tranquilidad y que mi vida no corría peligro, pero como no tenía recuerdos lo vivía como una pesadilla y negaba lo que me contaban".

"Me sentía como un preso atado a una camilla, porque a veces mi reacción era violenta y me tenían que atar para que no me arrancase las vías", ha señalado.

Horrillo ha declarado que "lo más duro ya ha pasado" en alusión a los días que le costó "asimilar" lo que le había sucedido y ha indicado que es consciente de que va a dar "pasos muy poco a poco" en su objetivo prioritario de "llegar a hacer un vida completamente normal".