El luchador de origen ruso Taimuraz Friev ha entrado en la historia del deporte español al colgarse el bronce en la categoría de -86kg del Campeonato del Mundo de lucha olímpica disputado en Budapest. Esta es la primera medalla mundial masculina de la lucha española, que ya contaba con las de Minerva Montero, bronce en Cantón 2006, y Maider Unda, bronce en Herning 2009.

Friev, que fue olímpico en Río 2016 en la categoría de -74kg, derrotó al surcoreano Kim Gwanuk en una de las finales de consolación (7-2) para subir al podio. Por el camino superó al peruano Greifo, al suizo Reichmuth y al finlandés Heino. Solo el turco Erdin pudo con él. Le venció en semifinales, apartándole de la lucha por el oro.

El luchador, bronce en los recientes Juegos Mediterráneos disputados en Tarragona 2018, nació hace 32 años en la localidad rusa de Osetia, considerada como la cuna mundial de la lucha. En el deporte destacó desde que era muy joven, pues fue medallista mundial junior. No obstante, cuando tenía 24 años, él y su familia pusieron rumbo a Barcelona en busca de un futuro mejor.

Cuando llegó a España se instaló en Cornellá y, mientras buscaba trabajo, se dejaba caer por el club de lucha del barrio de La Mina. Los que lo conocen destacan su timidez e inseguridad fuera del círculo del tatami, pero también su transformación en un atleta total en cuanto está dentro del mismo.

La peculiaridad de este club es que en él conviven luchadores que aspiran a destacar en el deporte con chicos del barrio a los que se brinda una alternativa a la calle, una herramienta formativa basada en el deporte y sus valores. Friev es uno de los mejores ejemplos en lo que a la cultura del esfuerzo, la disciplina o la superación se refiere, tanto en el deporte como en los estudios (un ámbito en el que el club pide constancia a sus alumnos).

Los técnicos de La Mina no tardaron en ver su potencial y apostaron fuerte por él. El club se puso en contacto con la Federación Catalana de Lucha, que hizo lo propio con la española. Poco después, en diciembre de 2012, el Consejo de Ministros le concedió la nacionalidad española por carta de naturaleza y en 2014 firmó el quinto puesto en su primera participación mundialista como atleta español. Ahora apunta sin miedo a los Juegos de Tokio 2020, donde quiere seguir los pasos de Maider Unda y, también, agrandar su ya histórico palmarés.