Los médicos tuvieron que amputar el brazo izquierdo del internacional de 25 años, casado y padre de dos hijos
Catorce meses después, Julio volvió a entrenarse con sus compañeros ayer. Por las tardes trabaja en el gimnasio con duras sesiones de fisioterapia.
El ariete asegura que su lesión ha dejado de ser un handicap: «El cuerpo es algo maravilloso. Con el paso del tiempo, mi cuerpo se fue adaptando y hoy puedo hacer todo lo que hacen mis compañeros».
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