
En situaciones en las que existe una mayor carencia de oxígeno, el cuerpo humano produce EPO de forma natural, para compensar esta descompensación y hacer que los músculos funcionen correctamente.
Si en un análisis de sangre en un deportista detecta una tasa igual o superior al 50% de hematocrito en sangre (es decir, que los glóbulos rojos representan la mitad o más del total de la sangre en el cuerpo), es de suponer que se ha dopado, puesto que el cuerpo no puede generar tantos glóbulos rojos por sí solo, salvo en determinadas condiciones especiales.
Casos relevantes
Los deportistas que entrenan a gran altura (como los ciclistas colombianos) pueden llegar a estas tasas, pero no es lo más común. Un caso de positivo por EPO muy sonado fue el del atleta español Alberto García, campeón de Europa de 3.000 y 5.000 metros.
Los deportistas cazados por dopaje se enfrentan a penas deportivas muy duras. García estuvo dos años sin poder competir como castigo a su positivo, y Roberto Heras podría sufrir una sanción similar si se confirma su positivo en el contraanálisis.
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