«Estoy muy feliz porque podemos darle un nuevo trofeo a esta ciudad, y sobre todo al Betis, que lleva 28 años sin ganar ningún título importante». Así se expresa el joven portero verdiblanco tras haber reposado durante unas horas el éxito cosechado en Bilbao.
Recuerda su infancia: «Soy bético de nacimiento, mi padre me inculcó el amor a estos colores. Con tres años me llevó por primera vez al campo y con cinco tenía el carné de socio. El primer regalo que le pedí a los Reyes Magos fue una equipación del Betis».
Es portero casi por obligación: «Era el más pequeño de mi barrio y siempre me obligaban a ser portero». Ha estudiado periodismo, aunque todavía no sabe si ejercerá cuando deje el fútbol. Quiere sacar el título de entrenador, así que su futuro puede ser el banquillo del Betis.
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