Mark Cavendish, tercera victoria de etapa en el Tour de Francia 2009

  • Los corredores no han contando con el pólemico 'pinganillo'.
  • El español Contador sigue segundo en la general.
Cavendish celebra su victoria en el Tour.
Cavendish celebra su victoria en el Tour.
EFE
Cavendish celebra su victoria en el Tour.
El 14 de julio volvió a ser un día de revoluciones en
Francia. Si
hace 220 años la protagonizó el pueblo parisino con su asalto a la Bastilla, símbolo histórico galo que tuvo su continuidad, el martes fueron los ciclistas del
Tour, que quisieron protestar por la prohibición, impulsada por la organización del Tour y aprobada por la
Unión Ciclista Internacional, de emplear el intercomunicador que une a los corredores y a sus directores: el ‘
pinganillo'. La suya, sin embargo, fue una empresa condenada al fracaso.

"Quitarlo afecta a la seguridad", esgrimían los corredores. "Pero usarlo cercena el espectáculo de este deporte", dice el Tour. El lunes, Johan
Buyneel, el mánager del Astaná, sugirió que dos ciclistas por equipo los pudieran usar, pero su propuesta fue desestimada. La ‘movida' puede prolongarse el viernes, camino de
Colmar, en la segunda jornada elegida por el Tour para suprimir los pinganillos.

Así, el pelotón se tomó la décima etapa como una jornada de piernas caídas. Protestó, afrontó los 194,5 km del día con calma, retrasando su final adrede. Permitió una fuga. Se escaparon cuatro hombres -
Vaugrenard (Francaise),
Dumoulin (Cofidis),
Hupond (Skil) y el incombustible ruso
Ignatiev (Katusha)-, que finalmente fueron neutralizados a dos kilómetros de la meta, cuando el Columbia dijo "hasta aquí".

Y en el sprint, el británico Mark
Cavendish, el gran dominador de las llegadas masivas en esta edición, logró su tercera victoria y se queda a una de las cuatro que recolectó en 2008. Para el miércoles, 192 km entre
Vatan y
Saint-Fargeau, dos pueblos inéditos en la centenaria historia del Tour.
¿Y qué tal sin el 'pinganillo'?
José Joaquín Rojas, el sprinter murciano del Caisse d'Epargne, fue directo cuando fue preguntado por su día sin el empleo del intercomunicador:«Una mierda». Sin embargo, para Carlos Sastre "fue maravilloso" y se mostró dispuesto a seguir en las condiciones de hoy "hasta los cincuenta años". "No está mal llevarlo de vez en cuando", indicó
Óscar Freire. Opiniones para todos los gustos en un día "muy parecido a una huelga", según admitió
Miguel Madariaga, mánager del Euskaltel.
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