Cuando alguien se define como aficionado a los deportes se presupone que a la persona en cuestión le gusta ver (o jugar) fútbol, baloncesto, tenis, ciclismo... son algunas de las modalidades que integran la extensa lista de los deportes más populares del mundo. También, obviamente, depende del país.

Igual que en Estados Unidos triunfan deportes como el hockey hielo, el béisbol o el football, en España, el indiscutible amo y señor es el fútbol hasta el extremo de que son muchos los aficionados al deporte que se quejan de la excesiva atención que se le presta, eclipsando en los medios de comunicación al resto de actividades físicas.

Sin embargo, hay disciplinas más vanguardistas y menos masivas que distan bastante de la concepción tradicional que tenemos en nuestra mente. Nos referimos a campeonatos extravagantes de boxeo-ajedrez, buceo en pantanos de barro maloliente, hockey bajo un lago helado, una feroz lucha libre con el dedo gordo del pie... Las rarezas alcanzan niveles insospechados y algunas parecen imposibles de realizar. Pero existen y, sobre todo, hay personas que las practican. ¡A su lado una final de la Champions podría resultar aburrida!

No obstante, eso no significa que los deportes más bizarros del mundo sean nuevos; de hecho, muchos fueron inventados hace miles de años y se han transmitido de generación en generación. Eso sí: de momento quedan fueran de los circuitos olímpicos.

Finlandia puso en marcha en 1992 una excéntrica competición en la que una mujer (que pese al menos 49 kilos) debe ir sobre el cuello o en brazos de su marido. La prueba cuenta con dos obstáculos a superar además de una piscina de agua de 1 metro de profundidad. Quien complete el recorrido en el menor tiempo posible, recibe como premio el peso de su mujer en cerveza.

Obélix ya se mostró entusiasmado en una de sus aventuras con este deporte escocés que consiste en arrojar hacia arriba un tronco de madera –denominado cáber– que debe caer en una posición adecuada. El leño en cuestión no es poquita cosa ya que es similar a un poste de teléfono, debe de medir de 5 a 6 metros y pesar unos 60 kg aproximadamente.

Shrek, aquel ogro verde sin paciencia, no es el único que disfruta chapoteando en una ciénaga. A la pequeña localidad de Llanwrtyd Wells (Gales) acuden personas de todo el mundo para bucear en un pantano maloliente. La competición, que data de 1976, solo permite nadar usando los pies, un tubo y unas aletas. El recorrido tiene 110 metros de longitud y 6 de profundidad.

El primer torneo de ajedrez-boxeo (han leído bien) tuvo lugar en Berlín en 2003, pero su popularidad ha sido tal que ahora se juega en Alemania, Gran Bretaña, India y Rusia. La dinámica consiste de 11 rounds en los que un jugador después de hacer un movimiento, le propina un golpe a su contrincante. De esta forma, se alternan boxeo y ajedrez, empezando con 4 minutos de ajedrez, seguidos por 2 de boxeo.

Deporte federado reconocido en Canadá, Japón, EE UU, Bélgica y Alemania, aglutinando más de tres millones de jugadores en dichos países. Una de sus peculiaridades más interesantes es que cada partido se disputa con tres equipos a la vez en el terreno de juego y con un balón gigante de 1.22 m de diámetro. En España se practica desde el 2000 y cada vez es más popular.

Considerado un deporte de alto riesgo, se trata de conducir tumbado un monopatín por una cuesta, pudiendo alcanzar velocidades de hasta 124km/h. Viene a ser como el luge que vemos en los Juegos Olímpicos de invierno, pero sobre asfalto. Para frenar se usan las plantas de los pies que se recubren con una plancha de goma antiabrasiva. Se cree que los inicios se remontan a la década de los setenta.

De la discusión en un pub (con cervezas) y una apuesta posterior surgió en 1980, en Gran Bretaña, esta peculiar maraton que enfrenta a hombres contra caballos. Se trata de un duelo anual a lo largo de 35 km que transcurren por espectaculares paisajes montañosos. En las primeras ediciones dominaron los cuadrúpedos, incluso después de que se permitiera participar a ciclistas, en 1985. Aunque es poco frecuente alguna vez sí han vencido los hombres.

Los participantes de estos Juegos Olímpicos compiten en diversas disciplinas deportivas tales como fútbol, balonmano, voleibol y atletismo. Hasta aquí todo es perfectamente normal si no fuera por el entorno en el que se realizan las pruebas: en piscinas de barro a las orillas del Elba, cerca de la ciudad alemana de Brunsbüttel. ¿Los requisitos para ganar? Demostrar habilidad y fuerza.

El deporte inventado por la escritora J. K. Rowling en el universo de Harry Potter se traslada al mundo real mezclando rugby, baloncesto y balón prisionero. Aunque su escoba no es mágica, los siete atletas de cada equipo la llevan entre sus piernas. Ojo, que la localidad madrileña de Rivas acogió en febrero la Primera Copa de España de Quidditch.

Se trata de una amalgama de varios deportes: baloncesto, rugby y hockey, pero incorporando camas elásticas dentro de la zona de triple. Se juega cuatro contra cuatro y el espectáculo está garantizado. Hay una liga Slamball en EE UU, pero su popularidad se está extendiendo a nivel internacional. Así que puede ser sólo cuestión de tiempo antes de que haya una Copa del Mundo.

¿Quién no ha echado un pulso alguna vez? Está el clásico que se hace con los brazos y doblando la muñeca del rival. Luego, el juego del ‘pulso chino’ en el que se enlaza la mano del contrario con cuatro dedos y se deja libre el pulgar para apresar al del otro jugador. Y... tenemos un tercero que se realiza en Inglaterra y con los pies. Estos se juntan, y con la ayuda de los dedos debemos lograr que el pie del adversario toque el suelo.

Bajo un lago congelado y sin botellas de oxígeno. Así se practica esta versión subacuática de hockey en la que unos buzos empujan con palos el disco hasta meter gol. Los jugadores pueden salir a respirar a la superficie cada treinta segundos y cada tiempo dura 10 minutos. El primer Campeonato se celebró en Austria y lo ganó un equipo de Finlandia.

Originario de Frisia, al norte de Holanda, consiste en colocar una pértiga de 8 a 13 metros de largo en un canal para llegar al otro lado. Dicho así, suena fácil, pero el deportista debe saltar al palo, trepar por él hasta lo más alto que pueda y, por la gravedad, llegar al otro lado, haciendo un aterrizaje perfecto. Se cree que era la forma que tenían antaño los granjeros para ir de un lado al otro del canal.