El Ciudad Real sabía todo lo que se jugaba en este encuentro y no quería conformarse con un 30-24 –aprovechando la ventaja de seis goles del partido de ida con que viajaron a Francia–, por lo que salió dispuesto a marcar su territorio y demostrar a los galos que no lo tendrían fácil.

Durante la primera parte del encuentro, los españoles fueron por delante en el marcador, hasta que el Montpellier se adelantó, aunque nunca por más de dos tantos. Tras el descanso, los de Juan de Dios Román volvieron al partido y no se relajaron hasta empatar a 28 en los últimos minutos, cuando ya se sabían clasificados.