La inquebrantable fe de Andrés Nocioni, bien secundada por el poderío físico de Maciej Lampe, han permitido al Caja Laboral tomar frente al Khimki una de las canchas más inaccesibles del continente (82-86) y seguir con vida en la Euroliga, donde la próxima semana se jugará el pase a cuartos frente al Montepaschi Siena en la última jornada del 'Top 16'.

Era un todo o nada para el Caja Laboral, una llamada irrenunciable para un hombre del carácter de Nocioni. Los 24 puntos del argentino, sumados a los 21 de Lampe, permitieron a su equipo llevarse un triunfo que parecía cantado a falta de ocho minutos (63-79), pero que tuvieron que luchar hasta la última jugada (82-84). El aro escupió el lanzamiento de Koponen y Fernando San Emeterio cerró el partido desde el tiro libre.

El Khimki tuvo que convivir la primera parte con el pecado de Zoran Planinic (2 puntos), indiscutible faro del equipo ruso que se apagó muy pronto, en cuanto cometió su tercera falta personal a dos minutos de acabar el primer cuarto, momento en el que ya había repartido siete asistencias. Sin embargo, se las arregló para sobrevivir gracias a su poderío físico y a la fina muñeca de Sergey Monya (10 puntos al descanso).

En el bando visitante, Andrés Nocioni, conocedor de la vital importancia del choque, se lanzó a por la victoria con un derroche de carácter que contagió a sus compañeros, lo suficientemente fieros como para capturar nueves rebotes ofensivos en el primer cuarto. El 'Chapu' contaba nueve puntos en el ecuador del primer cuarto que mantuvieron a su equipo en la pelea, bien dirigida por Omar Cook (11 asistencias).

Una renta visitante de cinco puntos (20-25) fue la mayor que se contó en la primera parte, jugada con un baloncesto vistoso y tendencia de los dos contendientes a correr todo lo posible. El Khimki, letal en la media distancia (11/11 en tiros de dos, min.16), aprovechaba la inteligencia de Paul Davies y la velocidad de Kelvin Rivers, que desbordaba a Nocioni.

Sin embargo, surgió la figura imperial de Maciej Lampe, autor de 14 puntos en la primera parte sin un solo error en ninguna de las tres suertes del lanzamiento. El pívot polaco, que a punto estuvo de volcar la canasta en un mate salvaje, dejó a su equipo con una ligera ventaja al descanso (43-46).