20minutos se lanza al vacío desde 4.000 metros

La caída libre asegura siempre emociones fuertes... en 20minutos también saltamos al vacío. Si tú lo has hecho, cuéntanoslo.
Jacabo Alcutén, redactor de 20minutos, con el monitor Hristo, descendiendo. (Jorge Paris)
Jacabo Alcutén, redactor de 20minutos, con el monitor Hristo, descendiendo. (Jorge Paris)
Jorge Paris
Jacabo Alcutén, redactor de 20minutos, con el monitor Hristo, descendiendo. (Jorge Paris)

Un minuto de caída en picado a 200 km/h. y luego unos siete minutos de plácido descenso en paracaídas. Ese es el bautismo que recibe cualquier novato con ganas de saltar desde un avión a 4.000 metros de altura sin tener que tomar ninguna clase de formación.

Es el llamado salto en tándem, donde el alumno va atado con un arnés a un monitor que se encarga de conducir el vuelo y de abrir el paracaídas en el momento oportuno, a 1.500 metros del suelo. El profano tan sólo tiene que dejarse llevar y disfrutar del viaje.

Un equipo de 20minutos se dirigió al aeródromo de Ocaña, a escasos kilómetros de Madrid, para probar la experiencia. Allí conocimos a Judini, director comercial de la escuela de paracaidismo Aerolibre.

"Este es un mal llamado deporte de riesgo, porque los accidentes son mínimos y casi siempre por llevarlo hasta límites extremos, como saltar desde un edificio", señala Judini, que con más de 3.000 saltos a sus espaldas, asegura haber sufrido sólo tres sustos: "He tenido que usar el paracaídas de emergencia en tres ocasiones, pero no pasa nada. Incluso te alegras porque es una experiencia nueva".

Con la esperanza de que no tengamos que utilizarlo, montamos en el avión y después de 18 minutos de vuelo saltamos al vacío. La experiencia vale la pena.

MI PRIMERA VEZ...

¿Se romperá el condón?

¿Me gustará? ¿lo haré bien? ¿dolerá? y, cómo no, la pregunta del millón: ¿se romperá el condón?, es decir... ¿se abrirá el paracaídas? Las sensaciones del primer salto en caída libre son muy similares a las de la primera vez que se practica el sexo. La adrenalina fluye mientras el avión alcanza los 4.000 metros. Una vez arriba la compuerta se abre y la adrenalina ya no fluye sino que rezuma. Entonces, poco a poco, te colocas en posición y te acercas a esa pequeña abertura que comunica con el cielo. Saltas al vacío y ¡a volar! La experiencia jamás se olvidará. Cuando pisas suelo te sientes cansado, relajado... como después de ese primer orgasmo.

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