De negro, con una discreción y humildad admirables, Joseba Beloki, de 34 años, participaba en la pasada edición de la marcha cicloturista Quebrantahuesos, en Sabiñánigo (Huesca). Su intención, acompañado por amigos, era pasarlo bien en una prueba con un recorrido de 205 km que poco envidia a una etapa reina del Tour.
Pero también era una muestra de sus ganas de seguir. "Sigo saliendo en bici, cuidándome, entrenándome con normalidad", adelantaba entonces. Era la única forma de vivir el ciclismo, su amado ciclismo, el deporte que tanto le ha dado. Su implicación en la operación Puerto le dejó sin equipo y con un 2006 casi en blanco. Pero Beloki no quería irse así del profesionalismo.
La falta de patrocinadores y la gran oferta de ciclistas en paro dificulta las cosas para encontrar un hueco en el pelotón de 2008. Su condición de "señalado", más. Por ello, Joseba Beloki anunció este viernes que se retira del ciclismo profesional, tras dos temporadas sin maillot. Su intención de no irse por la puerta de atrás quedó en nada.
Tres podios del Tour
Para el recuerdo quedarán las escalofriantes imágenes de su caída en el Tour de Francia 2003. En la carrera francesa subió al podio en tres ocasiones (segundo en 2002 y tercero en 2000 y 2001), pero su impacto contra el asfalto en la bajada de La Rochette ha quedado en el imaginario del aficionado.
El golpe, en el año que parecía que podía cuestionar el dominio del estadounidense Lance Armstrong, le ocasionó fracturas varias y tuvo que retirarse entre los gritos que mezclaban, a un tiempo, dolor e impotencia por un sueño, el de ganar el Tour, que se desvanecía en el Macizo Central francés.
"Llevo dieciocho meses sin competir, ya que mi última carrera fue en el mes de mayo de 2006 en Arrate (Eibar), y desde entonces he luchado contra viento y marea por volver a ponerme un dorsal, algo que ha sido imposible", explicaba un Beloki que no dudó en reconocer: "Me he resistido a admitirlo".
El ciclista de Lazkao (Guipúzcoa), que pasó a profesionales en 1998 de la mano del Euskaltel-Euskadi, defendió en su despedida: "Me voy con la cabeza alta y orgulloso de todo lo que he hecho". Corrió en el Festina y, posteriormente, en el Once. Fueron sus mejores años.
Muerte lenta del ciclismo Tras subrayar que los ciclistas están viviendo "una
También hizo mención en su escrito a que se ha prescindido en esta campaña de "la tan famosa presunción de inocencia", algo que no existe, a su juicio, en el mundo del ciclismo. "O al menos, para algunos", recalcó. Las lágrimas también estuvieron presentes en su despedida.
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