"¡Mourinho, esto es teatro!"

El Barça eliminó al Chelsea tras empatar a uno en el partido de vuelta de los octavos de final de la Champions League.Una genialidad de 'Dinho' terminó de hacerle las maletas a Mourinho, que se despidió del público azulgrana lanzándole dos besos que sólo buscan más provocación.El Camp Nou era un clamor: "¡Mourinho, esto es teatro!".

El Barcelona comenzó el partido como debía, dejándole hacer al Chelsea y teniendo mucho el balón.

Los de Mourinho, no demasiado duchos en esto de salir a ganar un partido, no conseguían llevar el peligro a la portería de Valdés.  Ni Robben ni un voluntarioso Drogba lograban romper la sólida defensa azulgrana.

Sólo Lampard, y a balón parado, enmudecía tímidamente al Camp Nou, pero sin peligro.

Al Barça, que no tenía la brillantez de otras noches, le bastaba con mover la pelota de un lado a otro con Motta y Deco como referentes. Arriba, Ronaldinho y Eto'o estaban más estáticos que de costumbre, y

sólo Messi se atrevía con todo, aunque desasistido.

Pero el argentino no tuvo tiempo para demostrarle a Mourinho que lo suyo no es el teatro, sino el espectáculo a gran escala... Y sobre el césped.

Mediada la primera mitad, Leo se echaba la mano a la parte posterior de su muslo derecho y, con gesto de resignación, le indicaba a Rijkaard que no podía seguir.

El holandés le brindó al heredero del 'Pelusa' un abrazo paternal y apostó por Larsson para pescar en el área londinense.

El primer periodo no dio para más.

Ya en el segundo acto, todo comenzaba como terminó el primero. El Chelsea empujaba, pero no daba la sensación de ser un equipo que necesitaba dos goles, ni mucho menos el ciclón que se pasea por la Premier.El partido era trabado, tosco y sin profundidad.

El Barça se confiaba y echaba en falta el temple de Xavi más que nunca, mientras Mourinho no podía esperar más. Había que arriesgar.

Las cartas del portugués no eran otras que 'Valdanito' Crespo y Gudjohnsen por Drogba y Duff.  Demasiado reservón.

Aún así, el delantero argentino dispuso nada más salir de una gran ocasión para adelantar a los ingleses tras rematar fuera por muy poco un centro medido de Joe Cole.

El Camp Nou respiraba aliviado ante lo que era el preludio de lo mejor de la noche.

A falta de diez minutos para el final, Ronaldinho cogía el balón en la frontal, caracoleaba y se deshacía de todo aquel que osaba salirle al paso para terminar poniendo el balón imposible para Cech. El brasileño terminaba así de hacerle las maletas a Mourinho.

A partir de ahí se vió al mejor Barça. Con espacios y un Chelsea roto Eto'o pudo hacer el segundo, pero estrelló el balón en el palo.

En el descuento -y cuando el público ya coreaba "¡Mourinho, esto es teatro!"-, el alemán Markus Merk se inventaba un penalti -precedido de un fuera de juego- a favor del Chelsea que transformaba Lampard poniendo el 1-1 definitivo, ya que nada más materializarlo el colegiado pitó el final.Mourinho se despedía del camp Nou como llegó: provocando. Dos besos lanzados a la grada que dejan a cada uno en su lugar y el Barça que consuma su venganza tras la eliminación del año pasado.

3-2 en el cómputo global y a esperar rival en cuartos.

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