Tenía que ser ella: Jennifer Hermoso. La máxima goleadora histórica de la selección española, por fin de vuelta con España, se olvidó de todo el sufrimiento tras el Mundial, a cuenta del 'caso Rubiales', dándole a la Roja la victoria sobre la bocina. Un gol con el que también hizo historia: la selección nunca había vencido a Italia en su país.

El día en el que la delantera del Pachuca regresaba al verde vistiendo la elástica de España —pese a que le tocó esperar su oportunidad desde el banquillo—, la selección empezó como un ciclón que quiso llevarse por delante toda Italia empezando por Salerno. Y estuvo cerca de conseguirlo: tuvo cuatro ocasiones claras en el primer cuarto de hora de partido.

Lo intentó primero Alexia Putellas con un disparo desde fuera del área. El destino quiso que fuese la jugadora llamada a sucederla en el Balón de Oro, Aitana Bonmatí, quien avisase por segunda vez. Una jugada de videojuego se sacó la culé de la bota: arrancó en el medio campo hacia la portería rival, pisó área dejando atrás rivales con una facilidad pasmosa y zurdazo tremendo para sentenciar.

Pero Giuliani no estaba por la labor de permitirle emular a Maradona y metió la mano para enviarla a córner. También probó suerte Esther, que lo intentó desde el balcón del área. Nada, la meta italiana parecía infranqueable para una España que asediaba el área contraria.

Las Azzurre solo pudieron respirar un momento con la única oportunidad que le concedió el equipo de Montse Tomé: un saque de esquina al segundo palo que remató como pudo Linari y que obligó a Cata Coll a estirarse para repelerlo. La tregua le duró muy poco a las locales, porque Lucía García tuvo el primero con un balón de rebote que no alcanzó a mandar a portería.

Así queda el grupo de la selección española en la Nations League tras vencer a Italia

A partir de ahí, Italia se le atragantó a una España que perdió intensidad y brillo. Desde la banda, la seleccionadora se desgañitaba avisando a sus jugadoras de que sus líneas se estaban desdibujando, cada vez más separadas, y pidió a Mariona Caldentey que retrasase su posición para solucionarlo. Pero no surtió efecto: las italianas estaban muy juntas y cada vez las duraba más el balón, mientras que la Roja intentaba atacar sin encontrar los huecos.

El partido llegó al descanso con el mismo marcador con el que había empezado pese a la superioridad de España. Poco cambió el guion con el regreso de vestuarios pese a las salidas de Athenea del Castillo y Salma Paralluelo. La culé pudo abrir la lata, pero como le había pasado a la Roja en la primera mitad, volvió a perdonar —tocó el balón pero no lo suficiente para darle dirección hacia la portería—.

Y cuando la extensa línea defensiva italiana —cinco futbolistas guardaban la portería de la Azzurra— seguía dejando sin espacios a la selección, la megafonía anunció la entrada de Jenni Hermoso. Todas las miradas estaban sobre ella, pero no hay presión para una jugadora que es historia viva de la selección.

Se la vio muy activa, moviéndose por todas las zonas del campo para crear superioridad y abrir espacios, asociándose con sus compañeras dejando destellos de su calidad. Pero el momento de la verdad no llegó hasta el último minuto de partido, cuando menos lo esperaba todo el mundo. Hermoso entraba al área mientras la guardameta italiana repelía un disparo de Alexia Putellas. Ese balón, como a cámara lenta, cayó justo a sus pies, y ella, la puso en la red sin contemplaciones.

Carrera, grito y dos puñetazos al aire para acabar con el sufrimiento de los últimos dos meses y darle paso al éxtasis. Sus compañeras hicieron piña a su alrededor y ella se dejó llevar sin terminar de ser del todo consciente de que ese gol afianza a España en el liderato de su grupo en la Nations League y encarrila el camino a los Juegos Olímpicos.