Marina Bay parecía la última y gran oportunidad de Fernando Alonso de conseguir su victoria número 33. Era, en teoría, un buen circuito para el Aston Martin, que hizo buenos tiempos en la simulación de carrera en los libres y logró ser séptimo en la clasificación con el asturiano al volante. Pero Singapur se ha convertido en una carrera para el olvido para el bicampeón del mundo y su equipo.

Alonso terminó último en el decimoquinto Gran Premio del año. Un error suyo en la entrada en boxes, una malísima parada de la escudería británica y una salida de pista condenaron su carrera, en la que sufrió más de la cuenta.

El español arrancó muy bien, ganando la posición a Magnussen en la salida para ponerse sexto. A partir de ahí, empezó a gestionar neumáticos con la mira puesta en el tramo final... pero el golpe de Sargeant en la vuelta 20 lo cambió todo.

Dirección de Carrera mandó el coche de seguridad a pista y todos los pilotos entraron a boxes para aprovechar la 'parada gratis' que da el Safety Car. Ahí fue cuando Alonso empezó a perder la carrera: perdió el control del monoplaza cuando entraba en el pit-lane, se salió de la trazada y tuvo que saltarse el piano para poder parar. El castigo fue durísimo: cinco segundos por incumplir los límites de pista.

La película volvió a repetirse más tarde. Después de sudar la gota gorda detrás de Checo Pérez, que defendió la posición frente al asturiano con uñas y dientes, y perder la posición con Ocon, que aprovechó un intento de adelantamiento del piloto de Aston Martin, un Virtual Safety Car salió cuando el Alpine del francés se quedó parado en mitad de la pista.

Aston Martin llamó al bicampeón para cumplir la sanción y ponerle blandos en un último intento por salvar la carrera. Fue todo lo contrario. Las ruedas se quedaron enganchadas y la parada fue eterna. Alonso salió último, sin opciones de recuperar a 16 vueltas para el final. Y cuando parecía que nada podía ir a peor. Fernando se salió de la pista. Su AMR23 no sufrió daños, pero ya sí que se hacía imposible entrar, siquiera, en los puntos.

"Carrera para olvidar", confirmó el propio Alonso, con semblante muy serio, al bajarse del coche. "No teníamos ritmo hoy, fue una carrera complicada desde el principio", confesó, y sembró el pesimismo para la semana que viene: "A ver en Japón", se limitó a decir sobre lo que se puede esperar de Aston Martin en Suzuka.