Y por fin, Estados Unidos, o al menos sus atletas masculinos, conquistaron el Mont Blanc. Por partes. La hazaña de una mujer llamada Courtney Dauwalter cobró forma en UTMB. Había ganado en dos meses y poco Western States y Hardrock, dos carreras de 100 millas, y en ambas con récord. 

Quedaba el premio final, coronarse en el Ultra Trail del Mont Blanc. Y su cuerpo prodigioso aguantó, pidiendo la hora en el calvario del descenso de La Flegere, iba rota, pero aguantó. Y con 100 personas corriendo a su vera, el mérito es doble. UTMB tendrá que decidir sobre un éxito que comienza a mutar en problema.

Courtney, la mujer que se alimenta de nachos y cerveza, o eso dice, cruzó la UTMB en casi 23 horas y media, top-20 de la general. No fue récord, pero sí milagro, pues su hazaña quedará para siempre.

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Y la de sus compatriotas Jim Walmsley y Zach Miller también. En cada edición previa, las ‘petadas’ de ambos americanos copaban los vídeos resúmenes de la carrera. Salían a ganar o morir, y terminaban reventando, literalmente. Esta vez no, el cerebro pidió su turno y su carrera fue antológica de principio a fin, dejando a los demás que se hundieran por su propio peso. 

El ‘chulo’ Walmsley tomó la iniciativa en el tramo final y ya no hubo quien lo parase. Él, después de tantas decepciones, terminaría llorando en la meta, a la que llegaba menos de 20 horas después de la salida. Después llegó Miller, a su estilo, esprintando, para dejar paso después a la legión francesa. Se había hecho justicia y los Alpes por fin devolvían su deuda a Estados Unidos. Era de ley.