Benzema lidera el recital del Madrid en el Camp Nou y se medirá a Osasuna en la final de la Copa del Rey

Benzema, el hombre de la noche con tres goles.
Benzema, el hombre de la noche con tres goles.
Pedro Salado / Araba Press
Benzema, el hombre de la noche con tres goles.

Una goleada inaugurada por Vinícius y exprimida por un brillante Benzema en el Camp Nou puso este miércoles fin a la racha de 'clásicos' cosechada por Xavi Hernández hasta el momento y al camino de los blaugrana en la Copa del Rey. Los merengues tardaron cuatro clásicos en descifrar el juego del eterno rival, pero encontraron el secreto en un duelo muy caliente y se dieron un festín para citarse con Osasuna en la final del torneo del 'KO'.

El quinto cara a cara de la temporada entre merengues y culés comenzó, como se preveía, con polémica desde los primeros minutos y con el VAR como protagonista. Así, en la primera embestida de un Barça muy superior en los minutos iniciales, un balón centrado por Gavi al corazón del área acabó desviado por la mano de Alaba. No señaló penalti en directo Munuera Montero y desde el VAR le dieron la razón al tener la mano apoyada en el suelo el austriaco, argumento insuficiente para una grada que se incendió y transmitió la energía a sus hombres.

El partido fue un infierno para los blancos los primeros diez minutos. El contacto con el balón fue nulo por parte de los visitantes, resultado de una presión asfixiante planteada por los blaugrana. Más rápidos, más duros al cruce, y más verticales, no tardaron en encontrarse con una ocasión de gol frustrada, de nuevo, por Alaba.

"Messi, Messi" se escuchó incluso desde la grada en una fiesta que duró hasta que quiso Vinícius. Fue el brasileño en dar el primer aviso, un tiro entorpecido por Araujo que inauguraría un duelo hostil como los de antaño entre merengues y blaugranas. Con el juego roto, comenzó el baile de ocasiones en las dos áreas y en los balones divididos.

Pero poco a poco se esfumó el fútbol en el Camp Nou y comenzó la batalla campal. La tensión se alejó de las áreas y el duelo se igualó en torno a la medular, donde los agarrones pusieron el foco sobre Vinícius, Gavi y Araujo, protagonistas de un baile a tres ajusticiado espontáneamente con entradas duras por parte por sus escuderos. Xavi vio la amarilla por protestar, y pocos minutos después fueron los dos jóvenes talentos de cada conjunto, 'Vini' y Gavi los que se enzarzaron en una batalla de agarrones y empujones que se saldó con la amonestación para ambos.

El miedo se apoderó de ambos con la proximidad del ecuador en el cronómetro, y fue entonces cuando llegó la ocasión que inclinó el duelo a favor de los blancos. Aunque curiosamente comenzó todo con una clara oportunidad de los locales atajada por Courtois, el punto de partida de una contra remachada entre Benzema y Vinicius. El brasileño encontró a al francés en la derecha, este se la devolvió cuando todos esperaban el tiro, la golpeó Vinícius, sacó bajo palos Koundé, pero el balón fue hacia dentro y, en la línea, o dentro, Benzema metió el pie. Finalmente, el gol fue adjudicado al dorsal '20', que celebró 'a lo Cristiano' tocando el escudo de campeones del mundo y con la mirada puesta en la grada.

El golpe moral antes del descanso fue crítico para los culés, y en la segunda mitad la goleada caería por su propio peso. Los blancos aprovecharon su superioridad, y apenas cinco minutos después de la reanudación, Benzema le dio la vuelta al marcador global con un tiro raso y ajustado al palo desde la frontal. 

El segundo gol despertó a los locales, que buscaron la reacción en tres ocasiones sucesivas. Un disparo fortísimo de Balde bloqueado por Courtois, otro desviado de Raphinha y un jugadón de Araujo dieron oportunidad a la igualada. Pero un error de Kessié, la estrella en los clásicos previos, terminó con Vinícius derribado en el área y con un penalti que convertiría de nuevo Benzema. 

Se le acabó el aire al Barça, su fútbol se extinguió. Y el Madrid, con Camavinga y Modric monopolizando la medular, jugó con su mermado rival a su antojo. En esta dinámica no tardaría en llegar el cuarto y definitivo, la guinda para un triplete esplendoroso- el segundo en dos partidos- de Karim Benzema. Llegó a diez del final, con una contra lanzada por Vinícius y remachada por el galo con la clase y el temple de los genios.

Hasta el pitido final solo quedó lo que nadie quiere ver sobre el terreno de juego. La frustración de unos y el goce de otros se combinó para resultar en una violencia excesiva en los cruces, e incluso con una tangana que obligó a Ancelotti a cambiar a Vinícius para evitar un incendio mayor. Más allá de la temperatura que adquirió el juego, el pitido final certificó el pase de los blancos, rivales de Osasuna en la final del día seis de mayo en La Cartuja de Sevilla.

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